Cartas al director

Cartas al director

[b]Señor director:[/b]

La Oficina Nacional de Estadística consumió dos meses para rendir los datos obtenidos en el censo, efectuado hace mucho tiempo, más de dos meses, para saber el número de habitantes del país.

Informaciones no son confiables por adolecer de suficiente exactitud debido a la manera con que pudieron ser captados. ¿Por qué? Para muestra «basta un botón». Frase usada a menudo por nuestro pueblo. He aquí: soy vecino de un sector de clase media baja, pero apartado del mundanal ruido. En este sector de fácil acceso, desplazamiento y seguridad personal se produjeron omisiones o irregularidades por la desidia de algunos empadronadores: residencias no cesadas por estar cerradas, no retornar a estas en un lapso prudente para cumplir con su obligación. El tiempo fue otra causa: sobrevino la noche optando por irse.

¿Cómo sería entonces en barriadas paupérrimas, populosas, hacinados de dificultoso desplazamiento? ¿Cómo operarían en la barriada que empieza en La Ciénaga y se extiende hasta mucho más allá del Puente Fco. del Rosario Sánchez? Aquí hay varios miles de viviendas o ranchos. Así existen decenas en la capital y demás ciudades importantes de la nación. ¿Penetrarían en éstas y ejecutarían el empadronamiento siquiera medianamente, si no lo hicieron a cabalidad en otras condiciones estructurales aceptables?

En otra vertiente se debió aprovechar la ocasión para obtener informaciones, aunque sea imprecisa, de los haitianos ilegales o no que residen en la nación, imprevisión costosamente perjudicial que incide en nuestra soberanía, identidad, cultura hispánica y desarrollo económico y justicia social.

No debemos sustentarnos en cálculos aproximados, al grosso modo, del más o menos: que un millón que millón y medio.

La situación que tenemos de no saber con exactitud el número de estos inmigrantes, es un fantasma real, espada de Damocles, que menoscaba, deteriora, da pie a la incertidumbre del futuro de la dominicanidad, impacta con fuerza destructiva en el andamiaje estructural desarrollista y los servicios vitales que el Estado tiene que ofrecer a los dominicanos, alimentación, salud, educación, trabajo, vivienda y tierra para nuestros campesinos. Aunque malos dominicanos no lo quieran aceptar nos acusan de patrioteros.

En esta cruzada se invirtieron recursos millonarios. No deben ser en vano. Los frutos sembrados por fuerza deben ser cosechados. Les damos trascendencia, importantizamos los haitianos, no por negros, sino por más e ilegales. Cuentan tan bien los de otras nacionalidades.

En materia de migración este es la nación de las maravillas: No se le da seguimiento a ningún extranjero ilegal o no.

¿Cuándo se ha tomado como base para nuestro desarrollo, las informaciones acopiadas en ninguno de los doce censos realizados?

En las naciones desarrolladas, verbigracia, la República Norteamericana, se toman como indicativos en proyecciones de soluciones económicas y sociales.

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