CARTAS AL DIRECTOR
A doña Milagros

CARTAS AL DIRECTOR <BR>A doña Milagros

Señor director:
«En fecha 31 de diciembre del pasado año tuve la oportunidad de leer en distintos medios de comunicación una entrevista suya, en donde ofrece declaraciones muy interesantes sobre la propuesta de no aceptar a lo interno del PRD candidatos a cargos electivos que tengan antecedentes que los involucren con el consumo o tráfico de drogas.

De igual modo afirma sentir vergüenza de las actuaciones de algunos perredeístas, así como que el PRD debe pedir perdón a su militancia y al pueblo dominicano por haber auspiciado la reforma constitucional para permitir la reelección presidencial.

«Señora Ortiz Bosch, valoramos su actitud, y consideramos un gesto importante que por primera vez aflore en los principales responsables del proyecto reeleccionista una actitud autocrítica que pueda permitir analizar las causas de la derrota electoral y el fracaso del PPH como corriente dentro del PRD.

«Doctora, usted debe entender que a los ignorantes se nos pueden tolerar muchas cosas, pero que a intelectuales de su categoría, al licenciado Tony Raful, al ingeniero Ramón Alburquerque y otros dirigentes que conocen la historia del país y de su partido, no se les puede perdonar, pues se considera actuaron con alevosía y conciencia al apoyar al PPH y su proyecto reeleccionista. Fue precisamente la reelección, señora Ortiz Bosch, lo que produjo ese desenfreno de no medir entre narcotraficantes y delincuentes de toda calaña que se arremolinaron al lado del PPH y su proyecto, que en forma ciega y alocada pretendieron quedarse con el gobierno a como diera lugar.

Recuerde doctora, que usted exclamó públicamente «que fuese un pantalón el que asumiera la responsabilidad de dirigir el país en el momento de crisis», aunque la militancia de su partido y una parte del pueblo esperaba mucho más de su falda.

Usted y los demás apandillados en ese engendro diabólico llamado PPH, a quienes las mieles del poder, el oportunismo y los licores embriagantes del Palacio Nacional, no les permitieron ver que era imposible imponerle al pueblo la reelección presidencial de Hipólito Mejía, ignoraron no solamente las pésimas ejecutorias gubernamentales, sino, los principios fundamentales del PRD y su tradición anti reeleccionista. Atropellaron y patearon la esencia institucional hasta el punto de imponer a la mayoría de la base una candidatura popular, a través de una convención ilegal y amañada, violentando todos los dogmas democráticos internos de la organización.

Pero lo más penoso es que los fracasados que hoy cargan con el pesado fardo de la derrota, no tengan la más mínima sensatez para comprender, que carecen de posibilidades reales de encausar la organización por el sendero de la reconquista de la confianza que el pueblo ya había perdido, precisamente por los abusos y sacrificios a los que sometieron a la sociedad.

Entendemos que si sus intenciones son las de ayudar a reparar parte del extraordinario daño causado al partido y al país, no deberían bloquear el camino por donde deben transitar los dirigentes perredeístas que no se comprometieron con el desastre de la gestión del PPH y la reelección de Hipólito Mejía.

Distinguida doctora, son esos dirigentes precisamente los que en la actualidad tienen la fuerza moral para elevar la bandera blanca y encender el jacho del Partido Revolucionario Dominicano.

Le exhorto a hacer un ejercicio de sensatez y a no seguir festinando el proyecto analítico de su fracaso. Comprenda que el futuro del PRD está íntima y decisivamente ligado a las estrategias que desarrolle de ahora en adelante el licenciado Hatuey De Camps y quienes lo acompañaron, ya que tuvieron la visión y fueron coherentes al defender los principios que dieron origen a una de las organizaciones más importantes dentro de la historia democrática dominicana.

Atentamente,

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