CARTAS AL DIRECTOR
Año Nuevo

CARTAS AL DIRECTOR <BR>Año Nuevo

Señor director:
El año nuevo en casi todo el mundo se celebra como un día de fiesta. Se festeja un triunfo inexistente que aún no ha ocurrido. Se recuerda como se vivió durante el pasado año y se espera con entusiasmo los próximos 12 meses. En nuestro país, el balance de este año que termina ha sido negativo. Delincuencia, crimen, narcotráfico, inmigración descontrolada, corrupción, impunidad, crisis económica. Aunque ahora estamos durmiendo más tranquilos, los dominicanos somos muy inestables. Un día nos creemos que vamos bien, esperanzados en la recuperación económica y otro día presagiamos fracasos nacionales. Pero la vida no es en blanco y negro. No somos ni triunfadores, ni fracasados, simplemente somos quienes somos. Un pueblo con anhelos de ser prospero y feliz como cualquier otra nación feliz de la tierra, que lucha con empeño por alcanzar su desarrollo, no obstante los peligros que acechan al doblar de la esquina.

El querer compararnos con otros pueblos mas avanzados, no es nada menos que producto de la inseguridad y de una falta de identidad y de auto-aceptación. A veces tenemos espíritu de patria bien definidos, (por ejemplo, en el deporte con nuestros peloteros de grandes ligas), pero nos hace falta un sentido mas claro de nación, ya que no tenemos una causa común que por la que podamos luchar juntos. Un pueblo para lograr ser nación debe tener objetivos comunes. Somos como una cuerpo deforme, sin columna vertebrar. José Ortega y Gasset en el año 1936, en su obra maestra «España invertebrada», advirtió la falta de identidad del pueblo español, pues a pesar de tener 2,000 años de historia, su gente tenía apariencia rural y poco orgullo nacional. En síntesis, ser patriota significa tener cariño a nuestra historia, a nuestras tradiciones y costumbres, a nuestra gente y desear que todos puedan participar en el bienestar que se va creando.

Año nuevo, vida nueva, dice el refrán popular. Aunque no vamos a cambiar de un día para otro pero, por lo menos, podemos fijar una meta. Por ejemplo, una causa común para luchar juntos son los siguientes objetivos nacionales: de una parte es el diseño y ejecución de políticas ambientales y de otra la superación del déficit social y la lucha contra la pobreza, porque en definitiva la pobreza es la enemiga numero uno de la ecología y el medio ambiente. El que vive en el fango por necesidad, hace daño al medio ambiente y su sueño es una vivienda higiénica. Las viviendas sociales de bajo costo deben ser un objetivo nacional. También lo son, producir energía barata para poder ser competitivos, más controles migratorios, más educación y castigo para los corruptos.

En conclusión, en materia social y económica, hagamos el plan. Cambiemos para una economía que no sólo cuide las variables macroeconómicas, sino también la justicia social y la gente. El compromiso es con todos, pero especialmente con quienes viven en la pobreza y la marginación. En esta meta todos somos responsables. La indiferencia sólo denota falta de interés en el país, en su futuro y en la gente con las cuales convivimos diariamente. Avancemos en este proyecto de nación. La indolencia es inaceptable. Ningún pueblo ser libre merece si es esclavo, «indolente» y servil.

Atentamente,
Roberto Canaán

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