CARTAS AL DIRECTOR
Auto-aceptación

CARTAS AL DIRECTOR <BR>Auto-aceptación

La culminación de una larga trayectoria en el desarrollo del individuo habrá de culminar cuando el sujeto logre poseer una imagen de sí mismo que resulte verdaderamente realística, todo esto sin excluir el complicado proceso psicológico que el mismo conlleva.

A través de esta aceptación el sujeto se acoje a sí mismo, ha de mostrar una consideración positiva e incondicional respecto a su propio Yo. Es a partir de ese momento que el sujeto logra obtener una visión cara a cara para sí mismo. Es el momento en que el individuo se ve dentro del marco de valores, podríamos decir, que el sujeto logra percibir un enfoque de su valoración cotizada. Percibe su valor, capta u olfatea su carácter de utilidad.

Por la compleja y difícil conformación elaborativa de esa imagen sobre sí mismo, resulta poco descifrable establecer si la autoaceptación precede o procede de la aceptación de los demás. Por la poca separación en los espacios que nos deja ese proceso interactivo, nos inclinamos a considerar que ocurre lo mismo con el sentido de la autocomprensión.

Merece la pena considerar que en el proceso de la auto-aceptación entre en juego una valoración del sí mismo, y esto parece indicarnos que no logra producirse sin una verdadera atmósfera participativa de los demás.

La idea que solemos sostener, tras la autoaceptación: Yo significo algo para alguien, luego, tengo valor en mí mismo, soy importante. Es así como entra el niño a la vida dentro de la comunidad, de una forma real: cuando el niño comprende que él significa algo para alguien, es entonces cuando se querer, su amor logra un sentido real. Cuando el niño quiere, responde al otro con una sonrisa, y ese acto ha de ser interpretado en este sentido: El niño ha podido estimar el valor de la otra persona, a quien él desea mostrar su amor, su afecto, que es todo lo que él tiene, por tanto ofrece lo más valioso, es decir se ofrece a sí mismo.

Existe una razón fundamental por la cual cuando el niño se hace querer, es porque él acepta ser querido y responde dándose a querer. Es aquí donde en un mismo acto se produce la propia aceptación del niño y del otro por parte del propio niño. Es así como a través de este esquema se manifiesta de forma expresa la respuesta cariñoso del niño hacia el tú que le acepta, mediante el niño aprende a aceptarse a sí mismo.

Este proceso de aceptación propia, de aceptación de los demás por el niño, y de aceptación del niño por los demás, es a todas luces el proceso psicológico central que comprende la vida humana. Dentro de una atmósfera favorable, el individuo logrará aprender a valorarse, con lo cual termina sintiéndose su importancia propia, aceptándose.

El niño va construyendo un modelo de aceptación a las situaciones de la vida. La estructura de este modelo dependerá, hasta cierto punto, del grado en que el sujeto se auto-acepte o se auto-rechace. La aceptación o rechazo del sujeto respecto a su propio Yo tiende a mantener cierta persistencia cada vez más.

En sentido concreto, el concepto de sí mismo, cuando se ve con agrado por el sujeto, conlleva a la auto-aceptación. Cuando la imagen que posee el sujeto sobre si mismo le resulta antipática, deshonrosa, se rechaza a sí mismo. Es así como tanto la aceptación como el rechazo del sí mismo tienden a persistir. Rechazo o aceptación colorean la visión cósmica del sujeto y habrán de forjar influencia de manera determinante en el comportamiento del sujeto.

La actividad de auto-aceptación consiste en sentirse a gusto, en competir con las capacidades de los demás sin dañar a nadie, sin exagerar. Poseer una equilibrada comprensión de los derechos propios, llegar a considerarse a sí mismo como una persona digna de respeto, aunque necesariamente perfecta. Es por dicha razón que la auto-aceptación es una actitud general positiva ante la vida, un deseo de afrontarla en sus aspectos negativos o positivos, de una forma objetiva, con la mayor afectividad posible.

Resulta comprensible y aceptable considerar importante que el niño consiga su auto-aceptación. De aquí la importancia también, de la creación de esa atmósfera favorable como elemento esencial. Esto significa en los más concreto padres y demás miembros del cerco familiar quiénes deberán proveer dicha atmósfera de los elementos energizantes favorables, que habrán de ser acuñados por el niño.

Con el trabajo realizado durante la niñez, se logra un verdadero reforzamiento basal con miras al rechazo o evitación de situaciones de crisis durante etapas futuras (adolescencia), actitud social frente a la independencia, apega las normas de conductas grupal, confusiones en la búsqueda de su propia identidad, etc. etc.

Es dentro de las situaciones citadas, en donde se hace necesaria la intervención profesional de la conducta a fin de contribuir con la definición o búsqueda de auto-aceptación equilibrada del sujeto. Todo esto se asume también dentro de la tónica del aprendizaje.

Atentamente,

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