CARTAS AL DIRECTOR
Base del desarrollo económico

CARTAS AL DIRECTOR <BR>Base del desarrollo económico

Señor director
En el caso de la República de China (Taiwán), la educación ha sido uno de los factores claves para lograr su reconocido milagro económico. En el año 1968 se extendió la educación obligatoria de 6 a 9 años. De igual forma se estimuló el establecimiento de escuelas vocacionales y universidades que permitieran preparar el capital humano que permitiría desplazar la economía de la agricultura hacia la industria, incluyendo adicionalmente una amplia variedad de otras opciones educativas para los ciudadanos de todas las edades. Actualmente la antigua Formosa, consciente de que la orientación económica global está más orientada al mercado de Asia y el Pacífico, se ha propuesto convertirse en el centro de operaciones de las multinacionales que deseen establecer sus oficinas en la isla y desde allí dirigir sus operaciones en esta zona del mundo. Para lograr sus metas, el gobierno central invierte más del 15% de sus gastos en la preparación del capital humano, que está siendo capacitado en diferentes campos, tales como: idiomas, finanzas, transporte, comunicación, información electrónica, tecnología y administración internacional.

Otro caso que debemos citar es la República de la India que ocupa un importante lugar en el liderazgo del área de la informática; éste país se ha convertido en el mayor proveedor mundial de programas para computadoras, y también de científicos en el área de la informática. El papel de vanguardia en el sector se explica, en parte, por la difusión de la lengua inglesa y por la tradición del país en la enseñanza de las matemáticas y otras ciencias afines.

Las universidades de la India gradúan anualmente 120 mil ingenieros y programadores. Hace apenas 10 años la industria de programas para computadoras, generaba 150 millones de dólares y en la actualidad mueve casi 6.000 millones de dólares.

Los ejemplos vistos anteriormente permiten reafirmar lo expresado por John Kenneth Galbraith en su obra: «Un viaje por la economía de nuestro tiempo», en la que se refiere a como la conquista territorial, asociada a la posesión de la tierra ancestral, había sido tradicionalmente la base tanto del bienestar como del poder, cuya herencia se producía por derecho, pero que esa situación ha cambiado gracias a que en estos tiempos lo que más cuenta es la capacidad o calificación mental del individuo.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), nos advertían hace 14 años con la siguiente reflexión:

«Al convertirse el conocimiento en el elemento central del nuevo paradigma productivo, la transformación educativa pasa a ser un factor fundamental para desarrollar la capacidad de innovación y la creatividad, a la vez que la integración y la solidaridad, aspectos claves tanto para el ejercicio de la moderna ciudadanía como para alcanzar altos niveles de competitividad» (CEPAL/UNESCO, 1992 p. 119).

En varios documentos la CEPAL señala que es necesario haber cursado entre 11 y 12 años de educación formal para tener posibilidades de salir de la pobreza o no caer en la misma al tener acceso a empleos suficientemente productivos. Dichos documentos revelan que el promedio de escolaridad en América Latina es de 5 años, el 40% de los niños no terminan la escuela primaria y entre el 72 y 96% de los jefes de hogares pobres cuentan con menos de 9 años de educación formal.

El panorama es sombrío cuando reconocemos la relación económica-educación, y la baja inversión en el desarrollo del capital humano. Muchos afirman que el problema de la educación en nuestra región es básicamente político, si bien es cierto que los gobiernos tienen la obligación de llevar a la población que los eligió por los caminos del progreso y el bienestar, los objetivos de una sociedad solamente se consiguen cuando sus diferentes sectores asumen una visión común de su destino en la que cada uno de sus miembros realiza la misión que está llamado a cumplir, y de esta forma obtener los resultados deseados.

Atentamente,
Juan Ernesto Gatón

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