Señor director:
La Autoridad Metropolitana del Transporte (AMET) fue creada a la carrera mediante un decreto del Poder Ejecutivo con fines de que se regularizara el tránsito en la ciudad capital, pero como todas las cosas de nuestro pintoresco país comenzó mal, pues una institución como esa debió ser el producto de un estudio bien profundo, de preparación de sus miembros en materia de tránsito, sus fuentes de recursos, los equipos para poder de acuerdo con la ley cobrar las multas etc. y su definitiva creación mediante una ley.

Luego lo que se creó para la ciudad capital y mediante el mismo decreto lo extendieron a todo el país, también en franca violación a la ley y al mismo decreto. Como dice el refrán, «lo que comienza mal termina mal», como está sucediendo actualmente ya que los cientos de agentes de ese cuerpo de creación irregular (ahora creo bajo la dependencia de la Policía Nacional) no tiene la más mínima idea de lo que es regularizar y atender el tránsito terrestre. Son unos jóvenes muy bien intencionados pero carentes de la educación y preparación necesarias para llevar ese uniforme y tratar con la ciudadanía. La competencia consiste en quienes imponen más multas, un día lo dedican a los motoconchistas y los cascos, otro al cinturón de seguridad (el cual se le exige sólo a ciertos ciudadanos, absurdo), hay que ver solamente que en una esquina se reúnen hasta seis agentes para poner una multa por un cinturón ante la mirada de otras infracciones mayores, sin medir el costo hora-hombre.

Te quitan la licencia bajo el pretexto de que si no es así no pagan la multa, en violación también a la ley. Por eso dije que hay que organizarse primero. Existen muchos métodos para cobrar las multas sin tener que quitar la licencia, que es un documento personal.

Ni hablar de los tribunales. Aquello hay que verlo. Para pagar la multa y recuperar la licencia (si aparece) se necesitan varios días y en que condiciones. Me gustaría saber a donde va a parar el dinero de tales recaudaciones. de ahí el irrespeto y los constantes incidentes que se producen entre agentes y conductores.

De esa manera, jamás tendremos un tránsito regulado, ni con el metro ni con nada que se inventen, lo que predomina es en definitiva es la cultura de imponer contravenciones.

Atentamente,

Rafael Fernando Ravelo L.

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Una idea

Por ese medio quiero exponer una idea para disminuir el grado de violaciones de tránsito en nuestro país. Consiste en que las autoridades conformen un equipo o unidades que circulen las calles con cámaras discretas tomando fotos con fecha y hora de las infracciones. Las multas (con calificación de la autoridad competente) se agregaría indefectiblemente (con posible recargo) al costo de la renovación de la placa o traspaso del vehículo. De esta forma todos tendríamos que pagar las multas y lo pensaríamos dos veces antes de cometer un infracción por temor a que nos sorprenda la cámara.

Claro está, que este sistema no podría ser aplicado hasta tanto no se corrija el desorden de la circulación de los vehículo sin placas con ellas ilegibles o mal colocadas, desorden que se mayusculó en el gobierno anterior y que esta no ha querido o podido corregir.

No termino de comprender esta situación, ya que por un lado se aumenta la carga impositiva y por el otro se obvia un renglón tan significativo para las recaudaciones fiscales como el antes dicho. «Como se pueden combatir el crimen y la delincuencia y ordenar el tránsito cuando se permite que esta situación llegue a términos nunca vistos en nuestro país», del caos no puede surgir el orden amenos que seamos capaces de enfrentarlo con decisión y valentía.

La ciudadanía contempla esta mal con indignación y con un sabor amargo de impotencia.

Atentamente