Cartas al director – De año nuevo

Cartas al director – De año nuevo

[b]Señor director:[/b]

El concepto de educación se supedita a la formación y preparación de los seres humanos. Unico ser educable por lógica natural. El hombre goza de este privilegio. Es un maestro primeramente de sí mismo, luego de sus análogos. Enseña en su medio social. Convive con sus semejantes. Se ubica dentro del tiempo. Analiza. Observa. Trabaja. Descansa. Contrata con la multirregionalidad nacional. Es la máxima expresión de la naturaleza. Desarrolla tecnológicamente el mundo. Lo engrandece. Pero como hombre necesita paz y regocijo en este fin de año y principio del que viene, por lo menos hasta el próximo seis u ocho de enero, cuando termine el día de los Santos Reyes.

Lo merece, en esta época tan especial, que nos brinda la oportunidad de encerrarnos a la reflexión y darle un saludo, un abrazo, un beso, a quien amo, quiero, respeto y admiro con mucho cariño. La familia, el pueblo, el hombre y la mujer que heroicamente se mantienen batallando para el bien, para la reflexión, para rechazar y aprobar ofertas interesantes o nocivas.

El maestro de maestros arrojará la luz, la comprensión, la capacidad y la inteligencia de seguir el camino que conduce a la estabilidad, al orden, a la concordia, a la vida y la felicidad que anhelamos los buenos y honestos dominicanos.

El año fue largo y difícil, me parece el sacrificio y esfuerzo de un pueblo lleno de esperanza, de justicia y lealtad. Ha sido un año de pena, de dolores de partos, un año de miseria, un año perdido, sin líderes ni magos que forjen el bien. Fue un año de locura, sin proyectos, sin alegría, sin generosidad, pero un año que forja otro nuevo, con distintos y flamantes rumbos, con otros rostros, con otro estilo, con otros gestores, con otros dirigentes, más capaces e inteligentes.

Yo estoy de año nuevo. Viviendo por valiente. Sin riqueza material. Listo para el combate y redimirme de los torpes opresores.

Un beso, un abrazo y un adiós al viejo año. Sórdido y recordado será, cuatrero y traidor efímero de sufrimiento, hambre, pobreza, humillación.

Hasta nunca burlador de las familias dominicanas. Comprende que Dios está con los que sufren, y le concede amor gratuito, le libera de la injusticia, y de la extrema pobreza.

Hoy quiero salir de los años groseros, de los bancos quebrados, de la tiranía de los indolentes, de la inestabilidad provocada, de los acuerdos internacionales, de los préstamos innecesarios, de los percudidos negocios, de la ignorancia avasalladora nacional, de las quimeras repeticiones empobrecidas y de las viejas discordias de vampiros desalmados. Quiero un año nuevo, una época nueva de hombres y mujeres capaces, digno de dirigir sus familias, la mía, la tuya, y la nación dentro de un marco de responsabilidad, afecto, consideración y respeto.

En consecuencia, quiero una reflexión, que me permita cavilar prudentemente en el futuro del pueblo dominicano, y hacer lo que puedo a favor de conmutar una sociedad maltratada, pobre y sometida a la indiferencia de parte de políticos ineficaces por una enriquecida, fecunda y laboriosa patria, que proporcione el producto que necesitamos y hombres y mujeres leales y comprensivos para el bien común de todos los ciudadanos. Para tener de nuevo educación sana, orden, atención sanitaria, institucionalidad estatal, estabilidad monetaria, y unos equilibrados y justos precios en los heterogéneos artículos de consumo. Yo estoy de nuevo, te lo reitero, para que sigas conmigo el nuevo sendero de paz, la tranquilidad y la seguridad, que los dos deseamos.

Atentamente,

Cristóbal de León

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