CARTAS AL DIRECTOR
De Evangelista

CARTAS AL DIRECTOR <BR>De Evangelista

Señor director:
Durante meses estaba pensando escribirle esta carta para ser publicada en las prestigiosas páginas del matutino HOY, que libremente usted dirige, y me decidí en esta fecha. El motivo de esta carta es revelar una conversación que tuve con un puertorriqueño que ocupó importante cargo en su país, entre ellos fue electo diputado hoy pensionado e inmortal del deporte de Puerto Rico.

El nombre de esa persona es Miguel del Valle; él me decía que el presidente dominicano parece que está bien informado porque hay muchos programas que tocan los temas políticos. Mi respuesta fue todo lo contrario: le hacen creer al pueblo que los presidentes dominicanos están bien informados. Si fuera así, al dictador Rafael Leonidas Trujillo no lo hubieran asesinado. De inmediato le abordé un tema preocupante para los puertorriqueños; se trata de los viajes ilegales. La comunidad puertorriqueña protegía a los ilegales que llegaron a Puerto Rico desde la República Dominicana en la época de la dictadura de Trujillo, en el gobierno ilegal del Triunvirato que suplantó el gobierno del profesor Juan Bosch y en los doce años del gobierno del doctor Joaquín Balaguer, que hubo una persecución sistemática contra la oposición política, que era acusada de comunista.

Pero si el país vive en democracia y en progreso, los dominicanos deben buscar una solución interna a los problemas sociales sin crear problemas a la comunidad puertorriqueña. Esta es una opinión de algunos puertorriqueños.

Yo he salvado la vida a varios dominicanos que estaban enrolados para viajar en yola a Puerto Rico, y hoy me lo agradecen. En esos términos giró la conversación con el señor Miguel del Valle. Mi intención era quitarle de la mente al puertorriqueño que los presidentes dominicanos están bien informados.

Entiendo que la sociedad dominicana que tiene el control político desde el 1961, con la excepción de los siete meses en el poder del profesor Juan Bosch, es la causa principal del estado de miseria que vive la mayoría de los dominicanos, por la cual, más del 40% de la población ha buscado su mejoría económica emigrando a otros países, debido a la poca fe que tienen en su patria. Un ejemplo de la poca fe en su patria la constituye la denuncia que hizo el secretario de Interior y Policía licenciado Franklin Almeyda Rancier: se quedaron dos policías que cursaban estudios en los Estados Unidos, desertaron y se quedaron en ese país.

Soy un ejemplo de la ingratitud de esta sociedad en poder; he estado presente en los procesos políticos más importantes después de la muerte del dictador Trujillo, y a pesar de lo mucho que hice en favor de mi país, no tengo la forma de ayudar mi madre que tiene 97 años, ni cumplir con mis hijos menores por falta de una posición en la administración pública, aunque he contribuido con los dos últimos presidentes que han ganado las elecciones generales, por lo que considero injusta la política de la sociedad en el poder, no solo conmigo, sino con otros miles más, que entonces buscan vivir en actividad ilegal.

Señor director, usted me conoce muy bien. Tengo 45 años, luchando por los mejores intereses del país, y varios años en la clandestinidad en la dictadura trujillista para un total de más de 50 años en la lucha política, y una persona de las cualidades que estoy diciendo en esta carta no debe tener dificultad para ver a un presidente democrático para tratarle asuntos de interés colectivo, como es, el primero, la organización del transporte público, que beneficia a los usuarios, los choferes, y los empresarios del transporte; segundo, una solución a las delincuencias barriales, y tercero, aumentar la circulación económica a los ciudadanos como una forma de combatir la extrema pobreza. Esos tres puntos el presidente Leonel Fernández puede resolverlos sin violar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Algo más que podría señalar en esta carta se lo diré personalmente, para no ampliar esta comunicación. Concluyo diciéndole la falta que hace el destacado periodista don Rafael Herrera, que muchas vidas salvó y varias soluciones aportó en las entrevistas que sostenía con el presidente Joaquín Balaguer. Le doy las gracias anticipadas, señor director.

Atentamente,

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