CARTAS AL DIRECTOR
¡Descabellada!

CARTAS AL DIRECTOR <BR>¡Descabellada!

Señor Director:
La descabellada idea, imposible de poner real y efectivamente en práctica, de alternar la circulación de los vehículos de motor de placas pares e impares los miércoles y jueves de cada semana, podría tener un resultado positivo en el sentido de que nos hace cavilar acerca de una situación extremadamente grave, a la cual no se le ha dado hasta ahora la atención que amerita por parte de ningún sector, ya sea estatal o privado. Mucho decir y poco hacer.

Vemos como las señaladas excepciones de la pretendida medida reflejan lo poco práctica de la idea. Una vez más estaríamos enfrentando problemas vitales con improvisaciones.

Hay que hacer algo, lo más pronto posible, pero inteligentemente. Alternar pares e impares dos días laborables de cada semana sería un remedio peor que el mismo quebranto. Además ¿Cuál o cuáles instituciones serían las responsables de vigilar por el cumplimiento de tal disposición…?

¿Por qué no comenzar desde ya a controlar la importación de vehículos de alto consumo? ¿Por qué no dar el ejemplo desde arriba? ¿Por qué no limitar las horas y días de expendio de combustible? ¿Por qué no poner más empeño en que la ley de tránsito se cumpla? ¿Por qué no aplicarle esa ley a todos por igual? ¿Por qué no organizar y adecentar el transporte público….?

Aunque no se pueda implementar de la manera más eficaz a corto plazo, se me ocurre una idea: desarrollar un sistema mediante el cual no pueda comprar combustible aquel que no cumpla con todos los requisitos legales mínimos para poder conducir un vehículo: licencia y cédula vigentes, matrícula y placa, revista, vehículo a la vista en condiciones adecuadas (con luces, puertas, ventanas, tapas del motor, neumático de repuesto…)

Se cumplen setenta y cinco años del ciclón de San Zenón en este día 3 de septiembre y lamentablemente conmemoramos tan triste fecha también en el medio de una tormenta.

Atentamente

Manuel de Js. Troncoso B.

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¿Ahorros?

Señor Director:
He leído que el gobierno anunciará el lunes 5 de septiembre, un plan dirigido al ahorro de combustibles, para hacer frente al aumento constante en los precios de los carburantes. Todas las posibles medidas de ahorros, anunciadas hasta ahora de manera informal, se dirigen al tránsito. Por eso me pregunto: ¿No estará el gobierno dando otro palo a ciegas debido a la situación imperante? ¿No sería mayor el ahorro de combustible si en el país imperara un auténtica política energética? ¿Cuál es el consumo real de energía de este país? ¿Cuánto consume el Estado y cuánto los particulares?

En relación al tránsito hay mucha tela por donde cortar, pero primero se debe decir que con eso no se juega pues lo poco o mucho que se come en esta capital se mueve en camiones y camionetas que consumen gasolina y gasoil. Poniendo trabas a ese tránsito vendrán peores dificultades y no se olvide que los precios de los alimentos, caros de por si, aumentarán de nuevo.

Un funcionario del gobierno dijo que no se podrá ser rígido con los vehículos oficiales en cuanto a la restricción de pararlos un día a la semana, de acuerdo a la terminación de sus placas, pues el Estado no se puede paralizar. Bien. Pero cabe preguntarle a ese funcionario, ¿Si se pude paralizar, en cambio, la educación de miles de niños, pues sus padres un día a la semana, no podrán llevarlos a las escuelas o es que ese funcionario cree que se pueden enviar esos niños a los centros escolares en guaguas públicas, con cobradores que lo irrespetan todo y choferes que mas que manejar un vehículo saben operar un bate, un hierro o un revólver y usar malas palabras de todos los calibres?.

Restringir la circulación de los vehículos privados un día a la semana puede ser, como dicen algunos, “Cuestión de imagen”. Pero si es cuestión de imagen, ¿Se justifica que el gobierno pague ahora gastos de pasajes aéreos y coberturas de hoteles y gastos de representación en dólares, para que intelectuales viajen a Roma, París, Madrid, Rumania y distintas ciudades de Estados Unidos a divulgar la cultura dominicana?

Atentamente,

Ramón Augusto Rosado

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