Señor director:
El domingo día 5 de diciembre, apareció en la primera plana de su periódico la fotografía de don Víctor Manuel Ortiz (Pipí), a quien la apreciada periodista investigadora, Angela Peña, entrevistó para darnos a conocer quién es este hombre que ella identifica como «Un símbolo de la resistencia antitrujillista».

Es admirable el gesto solidario de hoy al disponer primera plana para este hombre humilde. Y como fue así, desde el día de la publicación siento un extraño reconcomio por saber si la suerte de este hombre sigue siendo la misma o si por el contrario algún antitrujillista rico, poderoso, influyente, tutumpote de los que están en la papa desde el 30 de mayo, ha sido motivado a ser solidario con este maestro de escuela cuya vida se apaga lentamente en las tinieblas de su visión y en la pobreza que va aniquilando sus fuerzas.

Como usted y yo hemos vivido muchos añitos buenos para contárselo gratis a mucha gente presumida de algunas cosas y de otras también, me permito con la mayor consideración preguntarle si usted realmente cree que identificar a don Pipí como símbolo de la resistencia antitrujillista le hace bien a él y posibilita concitar solidaridades tan eficaces y honrosas como lo fue la vida de este hombre humilde.

De la honradez y sinceridad de don Pipí no tengo duda alguna. Sus palabras son ágiles, precisas y muy bien coordinadas, propias de un maestro de escuela y de un hombre forjado en todo tipo de lucha.

Según don Pipí la fracasada expedición de Cayo Confites estuvo «infiltrada por tigueres, gángsteres y los del gatillo alegre», y según Angela Peña él conoce delatores, vividores, aventureros que se enriquecieron en el exilio jugando a la revolución, haciéndose pasar por desafectos para que Trujillo siguiera ahí.

Esta es la bella y desgarradora historia de un hombre que no tiene nombre ni bienes ni familiares de los que hacen ofrendas florales los días 30 de mayo, 14 de junio y 25 de noviembre.

Además, señor Director, ¿cree usted realmente que existen símbolos de la resistencia antitrujillista?, ¿cree usted que quienes tomaba vasitos de cerveza a 10 centavos en el Trocadero para escuchar al poeta Héctor J. Díaz declamando eran símbolos de la resistencia antitrujillista?, ¿y los que bebían tragos cortos o «degollao» de 10 centavos en las pulperías eran símbolos de la resistencia antitrujillista? Sí, señor, eran eso y mucho más. Cada quien cargaba su cruz. Todo eso y más me lo enseñaron los abogados Machito Canto, José Galan, Suazo, Fanduiz, Servio Tulio Castaños, Jerez, Cotes Bobadilla y mucha gente buena y noble que se apagó para siempre y otros que solo se empeñaron en ser símbolos de honestidad, decencia, discreción, sinceridad, amor, vocación de servicio, amistad, etc., y que viven para contar de unos y otros todo lo que han aprendido, sobre todo, a olvidarse de los delatores, vividores, aventureros, lumpenes, tigueres y gángsteres.

¿Qué te parece Cuchito?

Cordialmente,
Juan D. Cotes Morales