CARTAS AL DIRECTOR
¿Dónde nace la violencia?

CARTAS AL DIRECTOR <BR>¿Dónde nace la violencia?

Señor director:
¿Dónde nace la violencia? Es una pregunta que debemos hacernos. Es una pena que en este país tengamos que llegar adonde hemos llegado, a vivir con miedo y sin respeto a nada. Ni a la vida. ¿Pero porqué? Bueno, porque vivimos en un círculo vicioso ya que la culpa nos es solamente de aquellas personas de pocos recursos que están desesperadas por el hambre y la pobreza. La culpa es también de esas personas que creen que no les falta nada porque tienen casa, autos, y comida de toda clase en su mesa o en la mesa de cualquier restaurante del país. Pero si les falta algo, quizás lo más importante, y es el respeto a los demás.

Como en todos los países de América Latina, tenemos la tendencia a desconfiar de los políticos y a definirlos de mentirosos y ladrones. Sin embargo como país demócrata, también tenemos una pequeña esperanza en la democracia. Ahí, en mi opinión está una explicación de donde nace la violencia. Cuando vemos que un país llega a pasar del mayor al menor crecimiento del producto interno bruto en América latina después de Haití, en solo 4 años, nos damos cuenta de la falta de respeto de parte de nuestros ex gobernantes. No estamos hablando de crisis mundial como algunos lo quieren enfocar, estamos hablando de pobreza nacional, y la pobreza como decía Gandhi, es la peor forma de violencia. Cuando vemos que la policía, en vez de ser el árbitro en contra del crimen, los robos, las violaciones, entre otras clases de desviaciones, a veces una parte de esta está involucrada en estos hechos, confundidos nos preguntamos a qué equipo pertenecemos y qué juego estamos jugando. Al estar desorientados y desesperanzados, creamos una sociedad desorientada y desesperanzada. Esto nos lleva entonces a analizar no solo el  porqué de los problemas, sino que también las soluciones a estos problemas. Un periodista que lo único que hace es discutir sobre los temas de la actualidad en nuestro país, sale del trabajo y tratan de matarlo. ¿Pero quiénes son los delincuentes? ¿Aquellos que halaron el gatillo o aquellos que pagaron para que halen el gatillo? ¿Es la culpa de aquel que para comer tiene que cometer un crimen o aquel que paga para que cometan el crimen o deja de pagar sus impuestos, impidiendo así que algunos puedan comer? Tenemos que aprender a respetar a los demás. La fórmula es simple. Respeto.

Qué orgullosos nos sentimos cuando Félix Sánchez gana una medalla de oro o cuando Pedro Martínez se arropa con la bandera dominicana después que su equipo gana la serie mundial. Pero no es por el simple hecho de tener una medalla de oro, es por representar a nuestro país de la forma más alta y pura, y sobre todo por levantar la bandera dominicana, nuestra bandera, en alto, tan alto que todo el mundo la vea. A sí nos sentimos, orgullosos. ¿Pero qué sienten ellos cuando vienen y se enteran de todos los robos, todas las matanzas, todos los abusos y desgracias que provocamos día tras días en nuestro país? ¿Se sienten ellos tan orgullosos de nosotros como nosotros de ellos? Demos el ejemplo, porque nosotros también podemos levantar nuestra bandera en alto. Y aquellos deportados que creen que porque las autoridades americanas no los dejaron acabar con la sociedad y la juventud allá, vienen a nuestro país a hacerlo aquí, que se preparen porque el pueblo dominicano va a apoyar a las autoridades nacionales hasta que los resultados positivos predominen nuestra sociedad.

Recordemos que el 57% de la población votó por un cambio, pero ese cambio no lo debe hacer solamente el Presidente de la República y sus funcionarios, nosotros, los empresarios, los trabajadores, los estudiantes, los choferes, los profesores, los artistas, los desempleados, en fin todo el pueblo dominicano puede y debe contribuir en ese cambio. Respetemos a los demás y respetemos a nuestro país. La culpa es de todos, pero la solución también.

Atentamente,

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