Señor director:
Desde que la Suprema Corte de Justicia emitió el fallo declarando inadmisible el recurso interpuesto por el licenciado Hatuey De Camps, hemos estado frente a un dilema. El pasado 4 de marzo el licenciado Hatuey De Camps anunció la formación del Partido Revolucionario Social Demócrata (PRSD). Esa misma noche comenzamos a recibir una avalancha de llamadas y recomendaciones de aliados y hasta de contrarios políticos. Debo reconocer que les agradezco todas y que en algunos casos fui sorprendido por la solidaridad de algunos compañeros con los cuales hace tiempo que no comulgo políticamente.

Es a esos compañeros preocupados o entusiasmados que les escribo. No es fácil desprenderme de las siglas del glorioso, ni mucho menos nos agrada separarnos de algunos hermanos con los cuales hemos ido haciendo camino en el partido. Entiendo y afirmo como dije en unas recientes 0declaraciones públicas que el PRD es más que una bandera y es más que unos colores. Al sentimiento de libertad, a la pertenencia a una historia que incluye la sangre derramada en defensa del suelo patrio, a la historia de las victorias sobre Balaguer y sus fuerzas reaccionarias, a la historia de las reformas progresistas de nuestra constitución que consignaron entre otras cosas la no-reelección presidencial. A esas historias, a esas luchas y a ese PRD no renunciaremos jamás.

Creo ser un apasionado de la política, de la historia y del servicio público. Estos gustos son muy gratificantes, pero son caminos empedrados y difíciles. Por eso he creído que este camino no vale la pena andarlo si uno no se arma de amistades, de solidaridad y de logros colectivos. Los riesgos que acompañan las decisiones que tomamos son nuestros hijos, y algunos nos saldrán malos y otros buenos. Pero por el contrario, la indecisión y el andar hacia donde sopla el viento no son propios del que construye un liderazgo. Por eso mala o buena la decisión, si es clara y resonante conseguirá el respecto de quienes la observan con objetividad y buena fe. Francamente nada que uno haga convencerá a los que observan con los ojos de la subjetividad.

¿Qué hacer? Lo primero es aclararles a los miembros de mi generación de que en cuanto a mí, el compromiso con nuestras iniciativas sigue como si nada. En ellas colaboraré como el que más. Pues creo que la realidad uno debe creársela y que por tanto nada ni nadie me va separar de los amigos de siempre y en ellos de todos lo que de una manera o la otra han contribuido con nuestros esfuerzos. Mi agradecimiento y admiración por Orlando Jorge Mera al margen de las diferencias con algunos de sus allegados, no menguan en absoluto. Y nuestra colaboración no ha terminado, ha sido suspendida por diferencias pasajeras. Me inscribo en sus ambiciones pues se que son las de un hombre de bien.

Expresado lo anterior, debo aclararles que a partir de hoy asumo con pasión la Secretaría General de la Juventud Revolucionario Social Demócrata. Entiendo a este partido como una unidad que más temprano que tarde deberá fusionarse para lograr los objetivos que nos exige la sociedad digital. Creo que el PRSD surge frente a un tranque ideológico en el PRD, frente al asalto de un grupo político a sus siglas. No albergo rencores contra nadie de ese grupo, pues debo reconocerles eficiencia en sus objetivos, simplemente no me representan. Espero que el tiempo y que gente como Orlando, como Doña Milagros y como Fello prueben que ese organismo puede funcionar como una entidad democrática. Si así lo hacen facilitarán todo el proceso futuro.

Sigo los pasos delimitados por Hatuey De Camps a sabiendas de que él no es perfecto y de que ha cometido errores. Lo sigo criticándolo, pero al mismo tiempo lo sigo porque me ha dejado criticarlo. Lo sigo porque aunque puedo no haber estado con todas sus posturas y declaraciones, las mismas nunca me han engañado. Lo sigo porque creo que él posee el material para dotar de ideología a esta maquinaria, porque creo que él puede asumir un papel gallardo contra los problemas que nos azotan. Lo sigo porque creo que ostenta una credibilidad frente al electorado. Que Dios nos bendiga a todos.

Atentamente,