Señor director:
Dos recientes estudios hechos públicos con relación al papel que juegan nuestros senadores y diputados, arrojan resultados nada halagüeños para estos servidores públicos.»El informe entregado por la PUCMM (Demos 04), al igual que otra firma encuestadora aún no publicada revela la desconfianza de la población e los actuales inquilinos en la mansión congresional.

Ambas muestras observan que al menos el 67% de las personas consultadas objetan las acciones de los Senadores y Diputados, calificándolos de muy pobre por las diferentes comunidades por la que fueron electos.

Como munícipe de la provincia Duarte coincido con los datos dados a conocer que, fruto del funesto desempeño observado por nuestros Congresistas en los últimos años. Si bien es cierto que la mayoría lo único que hace es lucrarse a través de cononjías «aprobaciones», así como de la inmunidad que le da el cargo para el uso de acciones reñidas contrario para lo que fueron electas.

Pese a todo esto, el drenaje del erario público por parte de Senadores y Diputados a través de las conocidas «fundaciones», los auto-adjudican fondos millonarios, para usufructo de estos, manejados de manera aviesa y ajeno a toda fiscalización, los cuales pasan a solventar a familiares y acólitos políticos de la actual capilla congresional.

En nuestra provincia Duarte los abnegados diputados, todos, gozan de una fundación cuyos fondos andan muy lejos del fin para el cual fueron adheridos al presupuesto nacional.

Los diputados «dueños» de las distintas fundaciones en las zonas nordestana cuyos recursos «destinados» para preservar, proteger, salvaguardar, etc., etc. sólo son aprovechados éstos y sus adláteres, la mayoría en francachela e ingesta etílica.

¿Y que decir de nuestro ex senador que «cedio» su curul por razones de «salud».

Nosotros, los sufragantes estaremos atentos en el proceso venidero para que una capilla semejante no asalte tan digna representación.

Atentamente,

Reynaldo Hernández Rosa

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Gatillos alegres

Señor director:
Hoy quiero yo criticar, a todo aquel ciudadano que cuando se da sus tragos, le gusta desenfundar, revólveres y pistolas, para al aire disparar.

Es lógico amigo mío, por ley de la gravedad, que todo lo que ha subido, más rápido bajará.

Yo quiero concientizar a todo aquel que dispara, sin saber las consecuencias que un tiro pueda causar, que sepa que con sus balas está poniendo en peligro la vida de los demás.

Que sepan los que disparan, que cuando sale una bala lo hace sin preguntar, las balas no tienen ojos, ni cerebro, pa» pensar y no preguntan tu nombre, ni tu sexo, ni tu edad.

Piénselo bien camarada, para el gatillo apretar, piense que con sus balas hay vidas que acabaran, imagine que una bala le toque a algún familiar.

Como las balas no miran, ni saben pa» donde van ¿sabe lo que sentiría si alguna bala perdida le tocara su mamá?.

Esto es una leccioncita que todo gatillo alegre, que le guste disparar, cuando se le pase el jumo tiene que analizar.

Para que así en el futuro, por sus actos de imprudencia le remuerda la conciencia, y en prisión terminar.

Recuerden bien ciudadanos cuando salgan a tomar, antes de desenfundar para el gatillo apretar, que cita un viejo refrán, que es mejor prevenir que tener que lamentar.

Atentamente,

Fabio A. Calderón B.