CARTAS AL DIRECTOR
Liderazgo: sus valores

CARTAS AL DIRECTOR <BR>Liderazgo: sus valores

Señor director:
Los valores solo existen cuando hay conciencia. Cuando  no se siente nada, nada importa. El acto fundamental del líder es inducir a las personas a estar conscientes de lo que sienten -sentir sus verdaderas necesidades, definir sus valores de manera tan significativa, que puedan pasar a la acción deliberada.

Las personas pasan por niveles y ritmos diferentes, pero solo en una dirección sabemos que las personas pueden retroceder y de hecho retroceden.

El funcionamiento de algunas personas a los niveles del principio o de la autorealización no retrocedería fácilmente hacia el nivel convencional, por ejemplo: la necesidad de estimación social.

Se opera un éxtasis para evitar el deslizamiento hacia una fase anterior. Si los líderes al reflejar valores más amplios y más  profundos, compiten por el apoyo de sus seguidores, quienes se están  moviendo hacia niveles socialmente más responsables en las jerarquías, el liderazgo mismo tiende a moverse hacia valores más amplios y más “elevados” aún.

Tal como las personas buscan alguna coherencia y consistencia dentro de sus jerarquías de valores, los sistemas de valores en las sociedades en general, reflejan los factores cognoscitivos, afectivos, conductistas, y tienden hacia cierta estructuración. Ya que las sociedades, como las personas, confrontan retos, crisis y conflictos, hay una tendencia hacia la coherencia o consistencia.

Las valorizaciones de los planos más elevados y más generales (me refiero a todos los seres humanos, y no a pequeños grupos), son invocadas con regularidad por algún partido, porque son comunes a todos los grupos de la sociedad, y también porque son objeto de supremo prestigio.

El conflicto, tal como se entiende aquí, es necesario para el liderazgo, y de hecho los niveles superiores de coherencia.

Si se alienta a los líderes a seguir intereses inmediatos, específicos, calculables, pueden acabar por servir únicamente a sus intereses estrechos, y a corto  plazo, reacionalizando sus consecuencias en término de responsabilidad hacia ellos mismos, hacia sus familiares, o hacia un grupo relativamente estrecho.

Los líderes que poseen esta ética, que representan a personas que tienen esta ética, actuarían en medio de tal cantidad de responsabilidades, legitimando una conducta a la vez egoísta.

Pero el estudio del liderazgo no está entre dos tipos de éticas, sino entre el compromiso del líder con una cantidad de valores superiores generales, orientados hacia el bienestar  por una parte, y su estímulo y participación hacia el bienestar por una parte, y su estímulo y participación en una serie de valores menores y de responsabilidades.

La mayoría de la actividad de liderazgo consiste de una interacción diaria de los líderes y de los seguidores, caracterizada por los procesos ya descritos. Pero la prueba última del liderazgo moral es su capacidad de trascender los reclamos de una multiplicidad de los deseos y necesidades diarias y de las expectativas para responder a los niveles superiores del desarrollo moral, y para relacionar la conducta del liderazgo, sus papeles, selecciones, estilos, compromisos, con un conjunto de valores razonados, relativamente explícitos y conscientes.

Atentamente,

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