CARTAS AL DIRECTOR
Metro sin consenso

CARTAS AL DIRECTOR <BR>Metro sin consenso

Señor director:
El anuncio de que la presente administración está prácticamente preparada para iniciar la construcción del metropolitano ha originado una especie de «debate nacional» que se caracteriza por las opiniones encontradas de sectores y personas que representan intereses diferentes.

Esta situación no debe ser preocupante, pues acciones similares se registraron en las décadas de los años setenta y  ochenta, cuando el doctor Joaquín Balaguer inició la construcción de importantes obras viales que en aquellos momentos eran calificadas de «relumbronas».

Nos preocupa el miedo que se le quiere meter al presidente de la República, doctor Leonel Fernández con la clara intención de que posponga sus planes de dotar a la capital dominicana de un metro que desde hace tiempo necesita.

El primer intento que han hecho sectores interesados en torpedear el proyecto fue aprovechar las declaraciones que hizo el representante permanente en el país del Fondo Monetario Internacional (FMI) en el sentido de que la construcción del metro interfería con los acuerdos hechos con el organismo internacional.

Este intento no progresó, pues como bien explicó el gobernador del Banco Central la construcción del metro no viola el acuerdo con el FMI porque en el trato no se compromete la soberanía que tiene nuestro país de decidir en cuales obras invertir.

Ahora se quiere venir con el «cuco» de que si el gobierno inicia la construcción del metro ello afectaría al Partido de la Liberación Dominicana (PLD), la popularidad del doctor Fernández y sus posibles planes reeleccionistas en el 2008.

Recordemos que el gobierno de los doce años del doctor Balaguer dejó ondas huellas en centenares de miles de dominicanos entre los cuales el estadista era impopular en 1986 cuando nuevamente ascendió al poder, tras triunfar en las elecciones presidenciales de ese año.

En 1986 la transmisión del poder de los perredeístas a reformistas se caracterizó por una profunda crisis económica, pero a pesar de ello el doctor Balaguer ordenó en 1988 la prolongación de la avenida Núñez de Cáceres y muchas voces se alzaron en contra de una obra que desde hacía tiempo era necesaria.

Pese a la impopularidad que arrastraba y tras las críticas y ataques que le infirieron por la prolongación de la Núñez de Cáceres, el doctor Balaguer ganó las elecciones de 1990.

El doctor Fernández no arrastra ese tipo de impopularidad y en consecuencia no debe temer a que la construcción del metro afecte su futuro político.

El presidente Fernández tiene que comenzar a dar pasos firmes y convertir la Oficina del Metro de Santo Domingo en una Unidad Ejecutora del Metropolitano que en términos legales sería lo correcto ante un proyecto que será ejecutado con financiamiento externo.

Debe el gobernante olvidarse de buscar consenso para que los grupos que conforman la sociedad civil den su bendición a un proyecto que afecta intereses particulares. A quienes hay que convencer es a los miembros del Consejo Nacional que son los que aprueban los préstamos externos.

En la opinión pública nacional nunca se encontrará conciencia mayoritaria para que los miembros de los diversos grupos de la sociedad civil compartan la idea de construir el metro. Los grandes necesitados no están organizados y mucho menos representados.

La ciudad de Santo Domingo hace muchos años que está dando señales de que necesita un sistema de transporte rápido y masivo, condiciones que satisface más racionalmente el metropolitano.

El aspecto financiero no debe ser motivo de preocupación. Los costos de construcción de túneles son necesariamente altos en cualquier país del mundo.

En cuanto a la prioridad del proyecto no debe haber discusión, pues las obras viales deben construirse con muchos años de antelación y en el caso de nuestra capital estamos atrasados. Los legisladores, el Comité Político del PLD y la dirección nacional de los demás partidos deben dejar la retórica barata y la mezquindad y aceptar la realidad que vive la capital en cuanto a tránsito vehicular y el transporte público.

Conocemos ciudades de otros países que, pese a tener la mitad de la población actual de Santo Domingo, procedieron a construir el metropolitano en momentos en que el desarrollo de esas urbes aún no enviaban señales de esa necesidad.

Con su visión futurista el doctor Balaguer le ahorró al país centenares de millones de pesos por haber iniciado la construcción de obras viales en momentos oportunamente provisorios.

Con el correr de los años los costos de construcción de obras van aumentando y posponer la ejecución del metro significa que el país tendría mayores gastos en el futuro, pues definitivamente el sub-way es la solución definitiva a los problemas de tránsito y transporte que afrontamos en la actualidad en la urbe capitalina.

El presidente Fernández debe poner oídos sordos y actuar decididamente como lo hizo Balaguer, pues los beneficios que aportará el metro son incalculables para la economía nacional, pero de fácil cálculo para el ciudadano que tiene que invertir más de un 25 por ciento de su salario para transportarse a su lugar de trabajo.

Atentamente,

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