CARTAS AL DIRECTOR
Motivación y conducta

CARTAS AL DIRECTOR <BR>Motivación y conducta

Señor director:
El título del presente trabajo puede parecer reiterativo para muchas personas, las cuales habrán de entender que una conducta es la resultante de un motivo. No deja de ser cierto a simple vista.

La conducta es movida por los hilos motivacionales, en cuanto a que constituye un conjunto de actos ejecutados por los seres vivos, los cuales son perceptibles y observados. Sin embargo, la conducta de un hombre revela algo más que sus palabras, sus pensamientos, propósitos e ideales.

En cualquier organismo simple es posible observar sus conductas y dejarlas definidas ante los distintos problemas que el medio le puede plantear. Por la razón expuesta, acordamos que si las condiciones exteriores varían, también habrá de cambiar su comportamiento.

Muchas reacciones en los animales pueden cambiar o modificarse por medio de la educación (animales amaestrados), pero no es el caso de todos los miembros. En el hombre, la multivariedad está siempre presente, pues el hombre abandona y adopta hábitos.

Siempre he considerado que para definir los complejos actos que definen las actividades ejecutadas por los seres vivos, es necesario separar el concepto de conducta del concepto de comportamiento. Esto así porque el comportamiento puede ser atribuido a todo acto realizado por los seres vivos como tales. Es un patrimonio de las especies y les resulta gratuito.

La conducta es la acción ejecutada por los seres vivos dentro de una especie que llamamos hombre, la cual posee una dimensión que va más allá del acto mismo, puesto que encierra voluntad, intención, ocasión, propósito, etc. De esta forma el hombre da a sus actos dimensión en el espacio y en el tiempo.

La educación, la influencia del prójimo, la situación en que vive, etc., son condiciones de los actos del hombre, pero dependen en última instancia de su libre voluntad.

Los educadores y filósofos acuerdan no educar bajo la dependencia de los premios y los castigos, sino desarrollar la inteligencia infantil y su verdadera comprensión de la libertad y la responsabilidad.

Una buena conducta nace de manera espontánea.

Tanto los animales como los seres humanos entran en actividad motivados por resortes, los cuales son activados por un proceso interactivo constante entre el medio y el ser. El resultado de su conducta habrá de estar determinado por los factores: externos, unos como los estímulos o situaciones externas, e internos los otros, como la condición en el que se encuentran los órganos y tejidos del ser vivo en un momento dado.

Con lo señalado, notamos diferencias entre el estado del animal hambriento y la diferencia luego de haber ingerido alimentos, al punto que requiera algún reposo y buscar un lugrar predilecto para echar un sueño.

El estado orgánico del animal es uno de necesaria urgencia, un verdadero imperativo fisiológico, el cual provoca un tipo de actividad dirigida a restablecer el equilibrio.

Los imperativos orgánicos afectan a todos los seres vivos y marcan las tendencias de actividades hacia distintos órdenes que las pueden provocar, de tal forma que si hay tendencias al hambre hay que procurar alimentos, si la tendencia es descanso, es porque hay fatiga. Si hay calor, pues la tendencia será buscar refrescarse, etc.

Las respuestas conductuales humanas no se encuentran necesariamente registradas, ordenadas sistemáticamente, amén que los patrones que produzcan dichas conductas no se encuentren en cuadro cerrado y los sujetos deban responder al mismo, por órdenes automáticas.

Muy a pesar de todo lo que pueda enmarcar la conducta humana a patrones cerrados, el proceso de socialización realiza el trabajo de colectivizar las acciones dentro de una educación cultural, a través de los valores patrimoniales de una determinada sociedad. Es por esto posible determinar una conducta humana de otra, apelando a los valores y al patrimonio cultural de la misma.

Atentamente,

Atahualpa Soñé M.

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