CARTAS AL DIRECTOR
¿Nuevas Naciones Unidas?

CARTAS AL DIRECTOR <BR>¿Nuevas Naciones Unidas?

Señor director:
Fruto de un papel conformado por ex-jefes de Estado y ministros convocado por el Secretario General de las Naciones Unidas, han surgido unas propuestas de modificación al funcionamiento de las Naciones Unidas (ONU). Han sido ventilados temas tan controversiales como una nueva estructura para el Consejo De Seguridad o como la adopción de una definición general del terrorismo que permita diferenciar a este concepto de otras luchas reivindicativas.

Las Naciones Unidas, desde su fundación al finalizar la Segunda Guerra Mundial han desempeñado un papel crucial para la preservación de la paz, para la defensa de los derechos humanos y para las luchas contra los grandes flagelos de la humanidad como son el SIDA, la pobreza y la falta de educación. Sin embargo, al igual que su predecesora la Liga de las Naciones, la cual acabó desprestigiada y dando pie al mayor conflicto armado que haya conocido la historia, la ONU se ve amenazada por una falta de autoridad y de legitimidad. Los Estados Unidos en ocasiones la perciben como irrelevante y sin ánimo para corregir las grandes amenazas. El ejemplo más sintomático de esta falta de efectividad es el caso de Irak, donde se produjeron varias resoluciones del Consejo De Seguridad que no solucionaron el problema de Sadam Hussein. Este mismo ejemplo lo utilizan países como Francia y Alemania para probar que la organización está a la merced de las aspiraciones de la superpotencia norteamericana, pues al margen de no contar con un mandato de la institución los Estados Unidos encabezaron una coalición para remover del poder al dictador iraquí.

De la misma forma las quejas de numerosos países acerca de la composición del Consejo De Seguridad, el cual todavía refleja la estructura de poder surgida del conflicto de mediado de siglo pasado, al tener como miembros permanentes y con derecho al veto a China, Inglaterra, Estados Unidos, Francia y Rusia. Estos países, alegan Estados como Alemania, Brasil, Japón y la India, no reflejan una justa distribución demográfica, geográfica o étnica sino que es una injusta distribución de las posiciones más determinantes. También existen los que se quejan del debido control a los que deben ser sometidos los gastos de la organización. Esto cobró mayor relevancia con los escándalos que se han suscitado a partir de las revelaciones de irregularidades en el programa de más 70 billones de dólares denominado «comida por petróleo» que la ONU administró en Irak.

Frente a estos conflictos las propuestas del referido panel no son todo claras, pero son un primer paso que lleva la reforma a un primer plano. Sobre el Consejo De Seguridad el panel ha propuesto ampliarlo a 24 miembros para que refleje mejor las realidades globales. Sobre la Comisión de los Derechos Humanos se ha propuesto reducirla para que el acceso a la misma sea sólo fruto de la votación de las dos terceras partes de los miembros de la Asamblea General, así se espera evitar que cualquier tirano pueda acceder a la comisión. Sobre el terrorismo se ha propuesto una definición que deberá ser ratificada por un nuevo tratado. En cuanto al uso de la fuerza militar se presentaron principios claros para que sea posible identificar con menos ambigüedad las circunstancias que ameritan el uso de la fuerza.

Estos son sólo algunas de las propuestas presentadas por Kofi Anan a la Asamblea General de la ONU el pasado 21 de marzo. Las mismas presentan grandes interrogantes pues persiguen variaciones en principios fundamentales de la carta de constitución de la organización, como son el respeto a la soberanía y la posibilidad del uso de la fuerza.

Sobre el primer punto se habla acerca de la posibilidad de que la ONU pueda intervenir en situaciones humanitarias para evitar genocidios y tragedias cuando los gobiernos nacionales no lo hagan. Y sobre el segundo se examina la posibilidad de que se produzcan ataques preventivos cuando se comprueben amenazas latentes.

Al margen de si estamos de acuerdo o no con las propuestas del Secretario General, todos debemos reconocer su trascendencia. Como miembro de la ONU, debemos examinarlas y fijar nuestra posición al respecto. Nuestro gobierno y nuestros partidos políticos deben estudiar el tema con premura y deben fijar una posición al respecto. Este tema podría servir de elemento de negociación en nuestras negociaciones comerciales, pues las diferentes posturas tendrán defensores en Europa y en Estados Unidos y nuestro voto debe alinearse con nuestros intereses. ¿Esta muestra política exterior lista para dar respuesta? Veremos…

Atentamente,

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