CARTAS AL DIRECTOR
Otra vez el PRD

CARTAS AL DIRECTOR <BR>Otra vez el PRD

Señor director:
Todo parece indicar que dentro del Partido Revolucionario Dominicano, muy pocos de sus altos dirigentes asimilaron, analizaron, y han sufrido la derrota electoral de mayo del año pasado.

Pareciera que se preparan para volver a besar el polvo de la derrota en las elecciones de medio tiempo, y que siguen jugando al tiempo para proseguir en sus discusiones estériles.

Habíamos dicho que todo indica que a Vicente le ha querido hacer la vida imposible luego de su anunciada y retirada renuncia del partido, hasta el extremo de buscar ponerlo en malas con dirigentes medios y bajos del partido a los que se les ha dicho que no recibieron atenciones durante las fiestas de navidad por orden de Vicente.

Ahora es el asunto de las cuotas que siempre se reservó el partido para posiciones internas y para posiciones eleccionarias, y ahí están como Diputados, Regidores, Síndicos y Vice-síndicos dirigentes que fueron rechazados por las bases para otras posiciones pero que fueron en la boleta en posiciones ganadoras por pertenecer al grupo de tal o cuál dirigente.

El grupismo, a pesar de lo que puedan haber dicho las bases en la consulta, nunca dejará de ser parte fundamental de la forma de hacer política de los dirigentes del PRD a todos los niveles, y quienes acuden a los llamados de los aspirantes son precisamente las bases, otra clara demostración de que una cosa dijeron en los formularios, y otra la que piensan realmente.

No debe haber enfrentamientos entre los altos dirigentes del partido blanco, porque ellos han sido precisamente los que han sido responsables de utilizar a las bases cuando les conviene, para luego hacer en una habitación de un rico hotel, en una casa campestre, o en cualquier residencia de un alto dirigente lo que ellos han entendido deben hacer.

Así las cosas el PRD y sus dirigentes siguen de espalda a la realidad que ellos mismos crearon en sus afanes de ganar posiciones públicas o partidistas, y ahora la guerra es por las del partido como si es Presidente, Secretario General, o uno de los tantos innecesarios vicepresidentes fuera una elección para dirigir los destinos nacionales.

Partiendo de que el pueblo, y los perredeístas ya no somos tontos, todo indica que algo bueno tiene el ocupar una de esas posiciones, independientemente de que pueden ayudar a los suyos y seguir controlando las designaciones para los cargos electivos de las elecciones de medio tiempo.

Lo que ellos olvidan es que el PLD, y específicamente sus dos grandes líderes, el Presidente de la República, y el gran estratega y premier del gobierno Danilo Medina, para no solamente quitarle la mayoría a nivel nacional al PRD, sino para sacarlo definitivamente del juego, en el sentido de que no puedan regresar por mucho tiempo al poder.

Si las cosas siguen como van en el PRD, lo mejor sería dejar esa convención, elegir por ejemplo una personalidad poco conflictiva como es Tony Raful, por un tiempo prudente hasta que se pueda ir trabajando para que las elecciones internas no sean una nueva y definitiva crisis dentro de el partido que lo sepulte sino para siempre, si por muchos años.

Ahora no es el momento de las discusiones, ahora es el momento de pensar que el partido y sus dirigentes van a necesitar de la unidad de todos, de la defensa de la agrupación, y de aquellos que pasaron por el poder y salieron del mismo con las manos y la conciencia limpia que los hay.

Lo contrario es seguir cuando una fe demostración de ambición, de inmadurez, de falta de sentido político, y de los que es más importante, de seguir jugando al tiempo, de la fortaleza indiscutible de un partido que en su peor momento sacó un millón doscientos mil votos.

Pero todo tiene límites y hasta el tanto discutir y el tanto tirar y halar cansa, y nadie quiere estar en un partido donde se quiere vivir de pleito en pleito, sencillamente porque no tienen deseos ni necesidad, como los tienen los de abajo, de mantener el poder que se tiene, y de trabajar para un reciclaje en el menor tiempo posible.

Atentamente,
Germán Martínez

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