Señor director:
Cuando Henry Ford en 1908 hizo el primer diseño de su automóvil modelo T, lo hizo para que funcionara con etanol fabricado a partir de maíz o de otras fuentes renovables. De 1920 a 1924, la Standard Oil Company comercializaba un 25% de etanol en la gasolina vendida en el área de Baltimore, pero los altos precios del maíz hicieron colapsar el proyecto.

Durante los años 30 se hicieron esfuerzos para reavivar un programa de combustible con etanol, en el Cinturón Maicero de los Estados Unidos, pero sin éxito. Se construyó una planta de fermentación en Atchison, Kansas, para fabricar etanol, para combustible de motores. Más de 2,000 estaciones de servicio del Medio Oeste de EEUU, vendieron etanol hecho de maíz y lo llamaron «gasohol». Los bajos precios del petróleo llevaron al cierre de la planta de producción de etanol en los 40, llevándose consigo el negocio de los granjeros americanos. El gasohol fue reemplazado por el petróleo.

Algo parecido sucedió con Rudolf Diesel con su diseño del motor diesel cien años atrás. Lo hizo funcionar con aceite de maní. Cuando el petróleo barato irrumpió en el mercado, su idea no prosperó.

Si Henry Ford y Rudolf Diesel hubieran hecho sus inventos en estos días de precios altos del petróleo probablemente los vehículos del transporte funcionarían con etanol y no con petróleo. En la medida que el precio del petróleo sube y se equipara a los precios de la energía alternativa, la solución a la crisis de energía del mundo, está cada día más cerca. Las preocupaciones crecientes sobre la posibilidad de un cambio del clima global, están agregando más ímpetu al desarrollo de energía alternativa como el etanol. Actualmente la promoción de vehículos en USA anuncia que los nuevos modelos de este año están preparados para los nuevos tiempos. Parecería que algún combustible nuevo está a punto de ser introducido al mercado.

En otros países como Brasil, ya se usa un sistema de Fuel Cell, basado en una tecnología que utiliza etanol de la caña de azúcar para generar electricidad. Ahora se podrá generar suficiente electricidad para abastecer un hogar con un equipo del tamaño de una «caja de zapatos», utilizando el combustible derivado de la caña de azúcar. Proveer de electricidad a los hogares en ciudades con apagones y en los campos aislados de las redes de interconexión es clave para el desarrollo del país. Este sistema de tecnología de punta, produce energía barata y además reforesta. Africa, parte de Asia, Latinoamérica, el Caribe, específicamente Haití y República Dominicana, pudieran estar sembrados de caña de azúcar para producir etanol. En el protocolo de Kyoto quedaron establecidas las abundantes fuentes de financiamientos para hacer este sueño realidad.

El petróleo se agota. Cada día está más caro y su uso amenaza con provocar una catástrofe ecológica. ¿Qué alternativas nos quedan? Energía eólica-producida por el movimiento del viento. Energía solar que utiliza la radiación del Sol. La Geotérmica: que usa el agua que surge bajo presión desde el subsuelo. Biomasa que utiliza la descomposición de residuos orgánicos. La energía nuclear que es una tecnología muy costosa y peligrosa. Y la energía de Biofuel que produce combustible etanol a partir de la caña de azúcar.

Con el petróleo caro, sería saludable ver del gobierno dominicano un plan de ahorro de energía, por la vía del etanol de la caña de azúcar, que es un combustible que tiene múltiples ventajas: Ahorra dólares, reforesta y no contamina, ayuda la moribunda industria azucarera y rescataría el ecosistema de Haití.

Atentamente,
Roberto Canaán