CARTAS AL DIRECTOR
Pina, Corpito y Goyito

CARTAS AL DIRECTOR <BR>Pina, Corpito y Goyito

Señor director:
Quiero hacer referencia a un episodio de la vida pública dominicana ocurrido el 15 de mayo de 1966, en el cual el trío de figuras públicas que encabeza este artículo tuvo una actuación protagónica.

¿Quiénes son? ¿Cual es la página de la historia a que me refiero?

El doctor Ramón Pina Acevedo y Martínez, prominente jurista y político, descendiente directo del prócer trinitario Juan Alejandro Pina y familiar de los Pina-Chevalier, quien luego del golpe al gobierno constitucional del profesor Juan Bosch y Gaviño fue deportado hacia Venezuela. Más tarde con una amplia hoja de servicios públicos y profesionales, tronco de una excelsa familia de abogados.

El doctor Pedro Andrés Pérez Cabral (Corpito), destacado intelectual, maestro de periodismo, luchador anti-trujillista y culto jurista. (Recientemente fue objeto de un homenaje de parte del Colegio Dominicano de Periodistas -CDP- por sus grandes méritos profesionales que incluyen la fundación de la primera escuela de periodismo en Venezuela en 1936).

Gregorio Fernando García Castro (Goyito), periodista, luchador por las libertades públicas, uno de los 4 primeros deportados por el triunvirato post-golpe de Bosch del 63; luego convertido en mártir por su pluma firme y valiente ante los atropellos del régimen balaguerista de los 12 años, estuvo en el exilio en Puerto Rico hasta la revolución constitucionalista que permitió su regreso y el de todos los exiliados.

Autor de la columna «En Un Tris»…», de aceptación cimera y gran incidencia de opinión, que publicaba en Ultima Hora hasta la hora de su muerte. De él afirma el joven comunicador Juan Carlos Espinal que «su pluma era más poderosa que la espada», o mejor dicho, que «la máquina de escribir era más poderosa que la bomba», en su libro Los Hijos de la Post-Guerra, publicado hace varios años.

El episodio de referencia es el siguiente: el 15 de mayo de 1966 los tres personajes descritos se querellaron contra el triunvirato en las personas de Rafael Bonarelly, el doctor Nicolás Pichardo, Donald Reid Cabral, Antonio García Vásquez, entre otros.

Otro querellante fue Félix Ulpiano Valdez Núñez. Este episodio de la historia reciente dominicana lo reseña el licenciado Bernardo Vega en su libro Kennedy y Bosch, pág. 139, citando un resumen de prensa dominicana de la misma fecha. Es decir, los atropellos de los golpistas y conspiradores contra el gobierno constitucional del profesor Bosch continuaron durante ese negro ejercicio de poder tiránico, que trajo como consecuencia la revolución de abril y la guerra patria anti-intervención. Luego de derrocado el triunvirato, como resultado de la insurrección popular constitucionalista, regresaron los numerosos exiliados y miembros de la «lista negra» que fueron perseguidos y desterrados por ese despótico régimen.

Este episodio de demandar ante la Suprema Corte de Justicia a los referidos ex-triunviros y ex-diunviros tiene un carácter simbólico como expresión de rechazo al atropello, a la ilegalidad, a la inconstitucionalidad, y a todo lo que significó aquella pesadilla de ejercicio público que representó a los usurpadores del poder que legítimamente el pueblo dominicano había delegado en el escritor, civilista y hombre de avanzadas ideas democráticas profesor Juan Bosch. Se podía tener diferencias de tipo político, doctrinario, de pragmatismo, pero jamás dudar de la integridad y la entrega de ese maestro que como humano a menudo podía cometer errores por su recia verticalidad, sin que esto le reste un ápice a sus aportes a la vida política dominicana.

Fíjese en la diferencia de ideas, de edades, de formación, de los tres hombres que libraron esa jornada legal contra el triunvirato, y el común denominador que los unió de defender la constitucionalidad y las libertades públicas, aunque pudieran tener diferencias personales en algún momento, con el profesor Juan Bosch.

Atentamente,
Enrique García Frómeta

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