CARTAS AL DIRECTOR
Poco pan…

CARTAS AL DIRECTOR <BR>Poco pan…

Señor director:
En la intersección Peña Batlle esquina Manuel Gómez, de Villa Consuelo, hay un hogar de cuidados de niñas con carácter interno llamado Nuestra Señora de la Altagracia. Actualmente posee una matrícula de 75 niñas en edades de 5 a 17 años, todas originales de familias con dificultades limitantes. Ese hogar está dirigido por la licenciada Ada Gómez y Monegro, miembra de la congregación Mujeres Misioneras de María Auxiliadora. Llevan casi 45 años sirviendo a la comunidad femenina que requiera de su solidaridad y apoyo.

En estos momentos ese centro de cuidados de niñas está funcionando en extrema precariedad. Con 75 niñas albergadas, este hogar recibe diez mil pesos del Ayuntamiento del Distrito Nacional y ocho mil de Conani. Los del Ayuntamiento no los recibe desde octubre pasado (hace cinco meses) y por más que visita o llama no hay forma de que se los entreguen mes por mes y menos que se los aumenten. De Conani recibía diez mil pesos pero a partir de enero 2005 se los rebajaron a ocho mil pesos. Del plan Social de la Presidencia recibe 40 raciones cada 15 días y nada más.

Sólo de energía eléctrica la Ede Este le factura rutinariamente 13,500 pesos mensuales y ningún reclamo le ha valido para que le rebajen ese alto consumo. Como se ve, la factura por consumo de electricidad se traga las tres cuartas partes de los ínfimos recursos que recibe este hogar. Cualquier elemental ejercicio matemático demostraría hasta a cualquier retardado mental la difícil situación por la que atraviesa ese benéfico hogar.

Están a expensas de las gentes caritativas que un día cualquiera llevan una funda de alimentos o una cena para la colectividad de niñas del hogar. En esa casa se compra agua, detergentes, se paga teléfono, etc. etc. Allí hace falta de todo, desde manos bondadosas que vayan en su auxilio para que las niñas tengan comidas seguras hasta la disposición de una institución que les retire de unos venduteros que afectan el hogar. Hay días en que la directora no sabe qué les va a dar de almuerzo ni de cena a las que son como sus hijas (si las tuviera).

Ojalá aparezcan personas y/o instituciones públicas o privadas que vayan en su ayuda, pues la directora ya no sabe cuáles puertas tocar. El Hogar necesita un médico, una sicóloga, un guardia o un policía. 75 niñas esperan la solidaridad de usted. Debemos hacer algo antes que ese proyecto humanitario y caritativo sucumba. Si usted opera un negocio preste atención a esta voz de alarma y acérquese a aquel necesitado hogar. El Supremo Hacedor de todo se lo recompensará.

Hágase testigo, como yo, de ver afligidos los rostros de Ada y su equipo de trabajo en ocasiones difíciles, carentes de todo menos de fe y esperanza en un porvenir mejor. Ojalá apareciera alguien bondadoso/a que apadrine ese hogar asumiendo la factura eléctrica, que se come buena parte de la comida de aquellas niñas. Y ojalá la Ede-Este se digne revisar el consumo de este hogar y que con ello contribuya a asegurar los alimentos de estas niñas y así habrá más pan en ese Grande Hogar.

Atentamente,

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