Señor director:
Vamos a comenzar aclarando que no estamos escribiendo sobre el Partido Revolucionario Dominicano porque luego de pasada su programada convención deseemos decir que los resultados de la misma los habíamos advertido.

Es todo lo contrario, a pesar de lo que le pueda pesar a quienes están apostando al éxito rotundo de algo que todo señala que va a concluir en dejar al PRD en peores condiciones de las que tiene actualmente.

Nadie ha dicho lo que se piensa hacer con los increíbles treinta vicepresidentes que tiene el partido, y que neceariamente van a tener que ser renovados, o por lo meno sbajar la cantidad porque eso resulta francamente imposible para cualquier partido.

Esas treinta vicepresidencias no tienen aparentemente aspirantes lo que hace presumir sin ser demasiado inteligentes ni versados en asuntos políticos, que las mismas serán reservadas para darlas como premio de consolación a aquellos que no ganen las posiciones a las que están aspirando.

Pero resulta que los llamados nuevos estatutos, nacidos de la convocatoria a las bases, no permiten el mismo rejuego del pasado, por lo que no se entiende la razón de que esas posiciones ni siquiera se mencionan cuando falta poco para que estén escogidos los organismos que deben trabajar en la celebración de la convención.

Es más la cantidad ya ha sido dicha, y según doña Milagros obedece en un cien por ciento a lo que pidieron las consultadas bases.

Lo mismo que el padrón, porque resulta que en el pasado personas que son perredeístas desde tanto tiempo como el año de 1976 solamente aparecieron en el listado de la convención realizada por Hatuey, pero no así por la que hicieron los otros aspirantes presidenciales.

Otro asunto es el de las uniones, la de los apoyo, sabemos por ejemplo que Guido cuenta ya con el respaldo del presidente Mejía y su tendencia o grupo a nivel nacional, pero nadie sabe todavía a quien apoya el grupo de Mejía, aunque se dice que a Tony Raful, pero que se negocian algunos aspectos de ese apoyo.

Otros como el doctor José Rafael Abinader cuenta igualmente con respaldo de altos y medios dirigentes, pero existe la seguridad casi absoluta de que de esa convención va a surgir el presidente Mejía como el líder del partido, aunque su figura no sea precisamente la que encabece la presidencia del partido.

Y ahí otra de las posibles sorpresas de esa convención, porque se afirma por lo bajo que ellos van a presentar al ex-presidente como candidato, aunque lo tienen muy bien guardado.

De ser así las cosas, el reparto es seguro, y si hay reparto  muere la consulta de la base, y si esa pasa se divide sin remedios el partido, por lo que hemos hablado de que el tiempo es muy seguido a los resultados de las elecciones.

Contra Vicente parece que se prepara una aplanadora, porque con todo el que uno habla, le responde mal del alto dirigente, que realmente ha sido poco político en su trato con los dirigentes, y en su forma de sindicar perredeístas como adversarios por el hecho de ser amigo de Hatuey.

Tenemos que volver a decir que esa convención debe ser aplazada, nombrado Tony Raful conjuntamente con otros dirigentes para que guíen el partido por lo menos hasta las elecciones de medio tiempo, y que esa decisión sea aprobada por todos para poder sino mantener el actual porcentaje mayoritario en ambas cámaras, y en los ayuntamientos, por lo menos no salir demasiados mal parados lo que sería mortal para el presente y el futuro del PRD.

Por último creo que se debe buscar por todos los medios que un dirigente de las condiciones del presidente de la Cámara de Diputados tome parte activa en la recomposición y preparativo de lo que hemos dicho, para que una gran parte de las bases tome en serio el asunto y pueda reorganizarse, porque si de algo sabe Pacheco es de como manejar las bases del PRD donde tiene su sustento, y en donde ha creado su formidable liderazgo.

Vayan pensando que los repartos de las 30 vicepresidencias, y otros cargos será la sepultura del PRD, porque nadie está en disposición de volver a ser puesto de mojiganga.

Y lamentablemente la voz de aprobado descanza en el sueño de los justos, allá en el Cristo Redentor, por cierto muy olvidado ya de sus antiguos visitantes.

Atentamente,

German Martínez