CARTAS AL DIRECTOR
¿Su diputado?

CARTAS AL DIRECTOR <BR>¿Su diputado?

Señor director:
El tema de la representación política en nuestro congreso no suscita la atención debida. Quienes son y que hacen nuestros Senadores y Diputados debe ser una preocupación crucial de quienes aspiran a un país que avance sin pausa hacia una mejor suerte. La relativa indiferencia con que es tratado el tema es una peligrosa señal que no puede ser ignorada. El sistema de gobierno al que aspiramos presupone un régimen democrático.

Este régimen democrático tiene que traducirse en democracia política, pero también en democracia participativa y económica. Si nuestros ciudadanos no llegan a percibir a la democracia como un sistema que les permite participar en la mejora de su calidad de vida, les puede llegar a resultar inútil.

Nos referimos a nuestro congreso porque en el se determinan aspectos como el marco legal en que vivimos, el marco tributario que sufrimos (los impuestos que pagamos) y la supervisión del ejercicio político del poder ejecutivo (o por lo menos así debería ser). En todas las democracias avanzadas del mundo, sin importar si acuden a un régimen presidencialista como los Estados Unidos o a uno parlamentario como en gran parte de Europa, los congresistas son los intermediarios principales entre sus comunidades y el poder político. Ellos deben funcionar como educadores, como líderes de la acción social y en fin deben representar y dirigir sus comunidades. Las explicaciones que de los grandes problemas hacen los líderes nacionales o los líderes empresariales o los líderes judiciales serán siempre muy generales y abstractas para el ciudadano de a pie. Solo en representaciones pequeñas como las de un Diputado puede haber una especie de traducción directa del mensaje general a la necesidad particular. De la misma forma el acceso que tendrá un ciudadano común a los grandes centros de poder será siempre muy limitado y coyuntural, sin embargo el acceso al Diputado puede ser constante e ilustrativo.

El buen gobierno no consiste en grandes hombres repitiéndose sino en instituciones funcionando. Si logramos determinar con atino quienes volarán nuestras leyes. Si logramos que estos Diputados nos escuchen y nos sirvan. Estaremos dando un paso firme en la victoria contra el oscurantismo político que promueve el clientelismo y la corrupción. Podríamos mencionar algunos Diputados que hacen honor a su posición y que ya han probado ser interlocutores validos entre sus comunidades y el poder. Sin embargo, todavía hace falta más y mejor representación. El 16 de mayo del 2006 es una cita que no podemos desaprovechar. Ese día debemos decirle a viva voz al país y al mundo que asistiremos a una democracia participativa y no solo electoral. El clientelismo que se manifiesta en ayudas sociales esenciales en nuestros barrios y campos, ocupa un porcentaje muy amplio en la determinación de quienes hacen y modifican nuestras leyes. Ese clientelismo no puede erradicarse de manera súbita, pues el mismo sirve de anestesia en un clima de desigualdad espantoso, no obstante rendimos a su presencia permanente es entregar el país a su peor suerte. Estas ayudas sociales deben acompañarse con calidad profesional, con calidad política y con una visión de futuro que cambie el pescado por la habilidad para pescar. En ese camino estamos colocados y Dios mediante estaremos haciendo nuestra propuesta en boleta del Partido Revolucionario Social Demócrata por la circunscripción 001 del Distrito Nacional. Lo haremos recordando el sabio consejo de uno de los independentistas más destacados de los Estados Unidos, Thomas Paine “No estoy de acuerdo con usted, pero defiendo hasta la muerte su derecho a disentir de mí”

Atentamente,

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