CARTAS AL DIRECTOR
¿Un paso de avance?

CARTAS AL DIRECTOR <BR>¿Un paso de avance?

Señor director:
La reelección presidencial paralizó la vida institucional del partido y lo dividió. Nos llevo en el congreso a una reforma constitucional que desdijo de las propuestas fundamentales de Peña Gómez, nuestro icono unificador. En ese mismo proceso de modificación constitucional se desnudó el pragmatismo con el que se pretendió sustituir una historia y una mística que llevaron al PRD a convertirse en la organización política más poderosa del país.

Ahora cuando se calman las ráfagas de su ciclón muchos de los actores de esas iniciativas, son voceros de propuestas y modificaciones que ellos no supieron sostener cuando eran cruciales para que «nuestro gobierno» culminara bien y saliéramos victoriosos de la contienda electoral.

Errar es de humanos y rectificar es saludable. La parte del PRD que promovió la reelección ha realizado una propuesta de modernización que incluye una «reforma» en los estatutos que prohíbe la reelección presidencial, que aprueba el voto universal y que establecer mayores cuotas para los frentes de masas de la mujer y de la juventud. En principio estamos de acuerdo con el contenido, no con la forma, de estas modificaciones y por ello felicitamos con cautela a los promotores de las mismas. Sin embargo, es preciso destacar que antes de la rectificación ha debido venir la admisión del error. Y esta admisión debe ser clara y resonante.

No podemos unificarnos sin cambiar prácticas más que reglas. Las propuestas realizadas en una parte del partido como «reformas estatutarias» son un paso de avance, pues son una involuntaria admisión de culpa, que reivindican a quienes advirtieron desde el inicio del conflicto las consecuencias que se veían venir. Al mismo tiempo existe una realidad política que no podemos ignorar y esta es que hubo en el partido quienes se hicieron contar en contra de las prácticas reeleccioncitas del propio gobierno que llevaron al poder y que de estos hubo un grupo que no cedió, que no declinó y que hasta el final, al costo de un gran riesgo político, confirmaron su posición. Ese grupo encabezado por el Lic. Hatuey De Camps, aun con sus errores, el tiempo y hasta quienes le combatieron le han dado la razón.

Debemos entender que en materia política, las realidades pesan de manera determinante, por lo tanto debemos aceptar que el grupo que más se asoció al gobierno pasado no goza del favor de los dominicanos. No debe ser un asunto de retaliación, es más son los dirigentes del PPH quienes más se beneficiaran de pasar a un segundo plano. A un plano donde desarmen a nuestros rivales, al no darles el arma mortal que es el recordarle al pueblo dominicano verdades dolorosas de su actuaciones. Si ellos no aceptan este papel y si nosotros no se lo imponemos, estaríamos de nuevo sacrificando el futuro del PRD a los objetivos egoístas de un grupo.

El PRD como proyecto político debe perdonarse, debe entender que quienes actuaron en los diferentes bandos lo hicieron en defensa de sus intereses políticos. Ese perdón debe ser sincero y debe ser inclusivo, pero no puede estar cargado de amnesia. El proceso de la autocrítica comenzó, esperamos que no se quede en ensayos estériles y que se convierta en la puerta por la que entren la unidad y la democracia interna.

Atentamente,
Eduardo Donz Lovatón

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