CARTAS AL DIRECTOR
Velazquito a Chile

CARTAS AL DIRECTOR <BR>Velazquito a Chile

Señor director:
Por más que uno con frecuencia se vea obligado a no compartir algún punto de vista expresado por el periodista Miguel Angel Velázquez Mainardi, ha de convenir con miles de dominicanos, particularmente los que han seguido su persistente y tenaz laborantismo en los medios de comunicación, que el ilustre comunicador ha prestado inestimables servicios a la nación, incluso desde una curul como legislador. Fundamentalmente, por el rigor con que realiza las investigaciones que le han permitido denunciar no pocos males y maquinaciones contra el interés colectivo del país.

Cierto que en su condición de comunicador Velázquez Mainardi nunca ha sido partidario de las medias tintas al anunciar lo que entiende es su verdad, asumiendo los consabidos riesgos que imponen un sistema y sobre todo una sociedad que, como la nuestra, no acaba de madurar en el ejercicio de la tolerancia, sin el cual no es posible hablar de democracia y respeto a los legítimos derecho de la persona humana.

Personalmente, casi siempre me ha tocado asumir posiciones ubicadas en la acera contraria a las del afable y buen amigo, siempre fraterno, que muchos reconocen en la persona y condiciones humanas extraordinaria de Velázquito. Además, él es ya, por su meritorio y dilatado ejercicio en el área del periodismo y de la política, una suerte de hombre-historia que siempre ha dicho presente en los lugares comunes de la lucha del pueblo por su democracia y su libertad.

Hombre honesto a toda prueba y ciudadano de un ejemplar espíritu de humildad, sólo hay que ver como reconocía, hace apenas unos días, la altura y la decencia con que lo ha tratado, en medio del presente impasse con el Senado de la República, el presidente de ese emiciclo, licenciado Andrés Bautista García. Quienes conocemos a Velazquito sabemos que el ardor y la vehemencia con que defiende sus puntos de vista lo pueden lleva a errar o equivocarse, pero que jamás sería capaz de abrigar la menor intención de hacerle daño al Partido  Revolucionario Dominicano, ni mucho menos a una institución que como el Senado de la República está llamado a jugar un rol transcendente en un sistema basado en la separación de los poderes del Estado, y que dicho sea de paso desempeña en los actuales momentos una función muy delicada haciendo un legítimo contrapeso a los excesos del Poder Ejecutivo. Porque es verdad, y sea dicho responsablemente asumiendo todas las posibles consecuencias en una sociedad donde la intolerancia y la arbitrariedad se han convertido en norma cotidiana… es verdad: al Poder Ejecutivo se le fueron la manos con la abusiva cancelación de cientos de profesionales con décadas en sus puestos de trabajo.

Inclusive, resulta muy lamentable y penoso que un hombre de las virtudes intelectuales, de la capacidad de servicio y de las condiciones éticas y morales de don Velázquez Mainardi, se vea atrapado como una víctima de esta lucha de poderes que, en medio de la actual crisis, ofrece un triste y denigrante espectáculo al mundo.

Velazquito a Chile a desempeñar sus funciones y el cargo que ha obtenido en tan buena lid. Porque a decir verdad, quienes se deshonrarían son los senadores si insisten en convertir el abnegado comunicador en una víctima de los resentimientos y de la politiquería de patio. Por la sencilla razón de que reconocemos en Velázquez Mainardi el prototipo de hombre que, como decía Mounier citando a Bernanós, “se niega o se da, pero no se presta jamás”.

Atentamente,

Luis Pantaleón C.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas