CARTAS AL DIRECTOR
A Jacinto Peynado

CARTAS AL DIRECTOR<BR>A Jacinto Peynado

Señor director:
A Don Jacinto Peynado lo conocí en los albores de lo que fueron las primarias que convocó el PRSC en el año 1996 para escoger el candidato presidencial, teniendo como contrincante interno al Ing. Carlos Morales y mi primera impresión fue la de conocer un hombre de recia personalidad, con la característica rara en el medio político de mirar fijo a los ojos y ser leal y honesto en todos los actos de su vida.

Recuerdo muy bien que a pesar de su enorme simpatía dentro y fuera de la organización política, pocos daban como posible esa empresa ya que los componentes del anillo que siempre rodeó al Dr. Balaguer no le perdonaban su independencia de criterios y su inquebrantable honestidad en el manejo de los recursos del Estado: toda la maquinaria de ese entorno estuvo dispuesta a hacerlo fracasar en su intento, lo que no pudieron cristalizar en la primera intentona.

Todo el mundo sabe los resultados de esas primarias en que fue escogido candidato presidencial y recuerdo como ahora que en los inicios de su campaña electoral, en una reunión en la casa de Doña Nidita Bisonó, entonces importante dirigente del PRSC en Santiago nos comunicó que un largo y espinoso camino nos esperaba ya que, sabedor de los recursos de sus gratuitos enemigos del anillo palaciego, sabía que no descansarían hasta verlo derrotado, a pesar de eso seguimos a su lado y eso nos costó ser cancelado de nuestro empleo en el IDSS, a pesar de ser un reformista a carta cabal y desempeñar una humilde posición pública, lo que evidenciaba el grado de odio de sus enemigos políticos.

El Dr. Balaguer lucía estar cercano por sus más cercanos colaboradores, que no descansaban en su labor de decirle que Don Jacinto era enemigo y que no debía apoyarlo.

A pesar de este panorama sombrío él estaba esperanzado de que el Dr. Balaguer no se dejaría utilizar y se integraría a la campaña electoral, lo que no sucedió nunca y muy por el contrario colaboró con los miembros de su desacreditado anillo, en la campaña que llevó al Dr. Leonel Fernández por primera vez a la presidencia de la República, llegando hasta el extremo de no asistir al primer mitin de campaña en San Cristóbal y a no ir a ejercer el derecho al voto el día de las elecciones.

Jacinto Peynado con el inmenso valor político de haber sido el primer Senador Reformista que conquistó la plaza de la capital derrotando al PRD en su hasta entonces bastión natural y de haber sido vicepresidente con el Dr. Balaguer nunca alardeó de su liderazgo y siempre se consideró un seguidor fiel y desinteresado de su líder, nunca profirió ni público ni privadamente denuestos hacia el Dr. Balaguer.

Los enanos que fueron sus enemigos gratuitos hoy están en el zafacón de la historia y jamás podrán soñar con tener el reconocimiento público de un pueblo que como el nuestro supo valorar muy bien sus actitudes de servicios a los desposeídos de la fortuna y su cátedra permanente de honestidad y sinceridad en el ejercicio de la política.

Sus enormes recursos económicos los aportó al partido y al país en múltiples actividades comunitarias y jamás pasó facturas, ni requirió la lealtad hacia él, que siempre le brindó sin límites a su líder y a su partido.

La puñalada final se la dieron con el fraude en las primarias recién finalizadas que le quitó no solo a él sino también al PRSC la última y única posibilidad que tenía de regresar al Poder y reaccionó con la misma dignidad y reciedumbre de ánimo que lo caracterizaron, nunca aceptó ese mamotreto y asumió una actitud cónsona con los mejores intereses de la patria, mientras sus enemigos se confabulaban en el proyecto reeleccionista del actual presidente.

Hoy lo reingresan al partido del que nunca debió haber sido expulsado por quienes no tienen ni la quinta parte de su prestigio y su aprecio popular y creen que con eso limpian sus pecados, que tontos, se olvidan que sus seguidores no descansaremos hasta que sean desenmascarados y expuestos a la ira popular del desprecio de este pueblo por sus actos de traición contra un hombre bueno y que hubiera brindado muchos más servicios a la patria de no ser por sus acciones.

Atentamente,
Francisco Bencosme

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