CARTAS AL DIRECTOR
Bohemia

CARTAS AL DIRECTOR<BR>Bohemia<U></U>

Señor director:
Escuché en noches pasadas a dos excelentes comunicadores por la televisión. Puse mucha atención cuando hablaban de la bohemia o sea de las costumbres no convencionales y comportamientos alejados de las reglas sociales. Especie de gitanería o camaradería entre artistas y escritores.

Pues bien señor director, para sorpresa mía dijeron equivocadamente, que Bohemia ya como sustantivo, era una ciudad de Alemania.

Entonces, inmediatamente, me remonté a los tiempos del imperio romano germánico al cual perteneció casi mil años atrás, la región de Bohemia.

En esa legendaria comarca se levanta Praga la pujante capital checa. Bohemia tiene unos cincuenta mil kilómetros cuadrados y con Silesia y Moravia conforman casi la nación checa.

La aludida noche en que escuché que Bohemia era una ciudad alemana experimenté angustia al evocar que Hitler nombró al verdugo Reinhard Heidrich como «protector» de Bohemia y Moravia.

Unos patriotas de Bohemia ajusticiaron al nazi Heidrich. Pensaron los alemanes que los valientes ajusticiadores estaban escondidos en el pueblo de Lídeci y para vengar la muerte de Reinhard Heidrich, los asesinos nazis pasaron por las armas a los cinco mil habitantes de Lídeci.

El caso horroroso de ese pueblo mártir fue llevado al cine hace algo más de cincuenta años bajo el título de «Rehusamos Morir».

Gracias,
José Antonio Núñez Fernández

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¿A favor de quién?

Señor director:
Una expresión que se popularizó y extendió por las diferentes instituciones del Estado durante esta moribunda y nefasta gestión encabezada por Hipólito Mejía, es aquella que reza que «el poder es para usarlo». Los empleados y funcionarios de las diferentes instituciones públicas asumieron que debían apropiarse de los bienes del Estado. Y así está sucediendo. Es innegable que el máximo responsable es el propio jefe de Estado actual, con cuyo comportamiento y estilo arruinó a las instituciones. La mayoría de sus subarternos entendieron que ciertamente el poder es para usarlo para provecho personal.

La población siempre ha repudiado a quienes llegan al poder con el voto para luego usarlo en su contra. Está demostrado en distintos escenarios y circunstancias. Esta es una.

La democracia está siendo cuestionada. Se asume que debe ser funcional, lo que en primer lugar implica que los gobernantes escuchen a los gobernados y le permitan participar y opinar sobre los problemas que le afectan y las posibles vías de solución, siendo el más grande el de la pobreza. El uso de la fuerza para hacer prevalecer una creencia y opinión no prospera en el tiempo.

La expresión de que «el poder es para usarlo» es parte de la cultura autoritaria heredada de regímenes que jamás creyeron en la democracia y sucumbieron frente al avance de la sociedad. El «uso del poder» sólo tiene validez cuando la autoridad y el Estado de derecho se pierde.

Nuestro país está en ruinas. La situación actual en el ámbito económico no tiene comparación en la historia reciente. Si los indicadores no son suficientes, la percepción generalizada es de que no hay Gobierno real.

La República Dominicana atraviesa por la peor crisis de su historia, ya que a la catástrofe de la economía, se le suma la escasez de servicios y medicinas en los hospitales, los prolongados apagones, alza de los productos de consumo básicos, la corrupción administrativa, las drogas, el desempeño, la delincuencia y, para colmo, la escasez de combustible.

La angustia e impotencia de la gente no puede ser mayor. Las autoridades entrantes tienen tareas inmediatas y mediatas que asumir. Entre las primeras está corregir las enormes distorsiones económicas provocadas por una gestión incapaz de tomar las medidas adecuadas y gobernar para un reducido grupo. La otra gran responsabilidad de la de emprender acciones que restauren la institucionalidad en el país.

El criterio general es que quienes cometieron actos de corrupción sean procesados y condenados por la justicia. No considerar lo que la gente aspira en estas circunstancias sería un gravísimo error que tendrá efectos políticos fulminantes. Comportarse con humildad y gobernar con firmeza.

Atentamente,
Enrique Castillo Grullón

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