CARTAS AL DIRECTOR
El metro

CARTAS AL DIRECTOR<BR>El metro

Señor director:
En el debate nacional está el tema de la construcción de un metro para Santo Domingo. En Bogotá, Colombia, a finales del 1999 se discutió la propuesta de construir un metro, pero paulatinamente fue dejada de lado a favor del novedoso sistema de transporte bautizado con el nombre de Transmilenio.

¿Qué es Transmilenio? Es un sistema de transporte masivo de bajo costo, que tiene sus orígenes en la ciudad brasileña de Curitiba. El sistema opera bajo el mismo esquema que un metro o tren ligero, con «estaciones» cada 500 metros, con autobuses de alta capacidad, de unos 40 metros de largo que tienen la misma capacidad de un tren ligero. Varias ciudades en el mundo, incluyendo países desarrollados han adoptado este sistema, sustancialmente más barato que la construcción de un metro o tren ligero. Ottawa (Canadá) y Perth (Australia) decidieron implementar este sistema. Estados Unidos está haciendo lo mismo con la creación de carriles para vehículos de alta ocupación (HOV).

Pero sin duda alguna donde este sistema de transporte ha tenido más éxito es en Bogotá, la capital de Colombia, pues ha sido solución mas económica de transporte masivo para el Ayuntamiento de Bogotá y la Presidencia de la República de Colombia. Tanto el diseño técnico operacional como la estructuración gerencial y financiera del proyecto fueron realizados por importantes firmas nacionales e internacionales especializadas en cada tema. Todas trabajaron en equipo hasta lograr la estructura definitiva del nuevo sistema de transporte. Esas firmas fueron Steer Davies Gleave en el diseño Técnico Operacional, McKinsey, CapitalCorp en la estructuración gerencial-financiera y Unión Temporal Guía Ltda, firma que se ganó el diseño arquitectónico del proyecto. Los beneficios para Bogotá han sido positivos.

La operación de las estaciones, aunque entregada bajo concesión, es fuertemente ayudada por voluntarios civiles y policías. Hay poca delincuencia. Se observa una revalorización de los predios adyacentes a las troncales. La gente deja el carro en casa. Se ahorra combustible. Los niveles de ruido bajaron sustancialmente. La contaminación un 30%. La gente se moviliza más a otros sectores lejanos. También para complementar el sistema y dar uso a las guaguas viejas, hay «rutas alimentadoras», que llevan pasajeros desde barrios pobres periféricos hasta el sistema sin costo alguno. En conclusión, el sistema es económicamente sostenible y digno de ser imitado.

 

Atentamente,

Roberto Canaán

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