CARTAS AL DIRECTOR
Estado de ansiedad

CARTAS AL DIRECTOR<BR>Estado de ansiedad

Señor director:
La angustia «flotante», es decir, la angustia desligada de contenidos ideológicos y acompañada de su cortejo sintomátivo, habrá de constituir en este caso el núcleo patológico. Por los intentos de evitar en desequilibrio por la participación de mecanismos defensivos.

Ya lo hemos citado, la angustia es la respuesta psicolofisiológica característica de los seres humanos cuando confrontan una situación en la que algunos valores vitales se encuentran amenazados.

Esencialmente se trata d e una reacción protectora, cuando alcanza cierta intensidad, resulta paradójicamente, no solo ineficaz, sino paralizante y desintegradora.

La angustia se deferencia del miedo en que en ella la amenaza es interna; existe, pero está fuera del campo de advertencia del sujeto. En cambio el miedo es una amenaza externa tangible.

En la angustia el sentimiento de impotencia es mayor, pues la amenaza se percibe vaga e indefinida a no se percibe del todo. En la angustia, lo que el sujeto teme es su desorganización interna ya lo expresa en término de miedo a la locura, a actuar irracionalmente.

El enfermo se encuentra permanentemente dispuesto a relacionar sus síntomas con algún supuesto padecimiento orgánico, lo que le permite sustituir lo desconocido que lo aterra por algo tangible y susceptible de ser remediado por medios materiales.

La angustia neurótica es el resultado de descarga masiva o bien de la descarga fraccionada del sistema nervioso: taquicardia, arritmia, disnea, náuseas, diarrea, sentimientos de irrealidad, sensación subjetiva, etc., crisis que se presentan de manera indiferenciada.

Durante los intervalos de las crisis y en los casos crónicos, los síntomas se hacen más difusos y vagos. Luego de la primera crisis, el enfermo permanece aprensivo y temeroso de que la experiencia aterrorizante pueda repetirse.

Las investigaciones psicoanalíticas han puesto de manifiesto para la angustia histérica se producen cuando impulso irracionales (agresivos o sexuales), reprimidos, amenazan con irrumpir en la conciencia, ya sea debido a que ciertas situaciones externas refuercen las tendencias reprimidas, o bien debido a una disminución de la capacidad integradora de la personalidad, provocadas por fracasos; pérdida de seguridad.

En la angustia, los síntomas no expresan nada específico en relación con el conflicto; sólo indican su existencia.

Atentamente,
Atahualpa Soñé

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