CARTAS AL DIRECTOR
Puntualizaciones

CARTAS AL DIRECTOR<BR>Puntualizaciones

Señor director:
He leído, con gran detenimiento e interés, el editorial del prestigioso matutino que usted dirige, correspondiente al día de hoy, el cual lleva por título: «Un relevo maldito». en el mismo se resalta el vacío llenado por los clubes y la urgente necesidad de rescatarlos, como una manera de contribuir a erradicar la delincuencia que hoy asola al país en forma alarmante.

Coincido con usted en su apreciación. Sin embargo, en el editorial ya citado hay un párrafo que no comparto y me siento en el compromiso de formular la aclaración de lugar.

En el referido párrafo se expresa lo siguiente: «Depuesta la tiranía, se produjo el esperado «boom» de surgimiento de clubes hasta que, a partir de 1966, la hostilidad del régimen de Joaquín Balaguer reactivó el acoso político contra la juventud y todo lo que pudiera significar ideas progresistas y, por sobradas razones, contestatarias a su régimen de persecución ideológica». Fin de la cita.

Hasta donde tengo entendido, señor director, el régimen del doctor Balaguer no acosó a la juventud y no fue un «persecutor ideológico». Sencillamente los que no resultaron victoriosos en la contienda cívica antes mencionada no quisieron aceptar el triunfo de su contendiente.

La llamada izquierda revolucionaria, inspirada en la Revolución de octubre de 1917 que, al decir de la secretaría perpetua de la Academie Francaise, Elene Carrere D»Encausse, en su libro «Rusia Inacabada», «no fue más que un golpe de Estado y no el resultado de un auténtico movimiento popular», o como afirma uno de los arquetipos de ese movimiento, Alejandro Kerenski en sus Memorias, «derivó en una dictadura a expensas del proletariado», quiso imponer en el país ese sistema totalitario, que partía de una ideología contra la cual no se podía presentar una opinión diferente.

No debemos olvidar que transcurrían los tiempos de la solidaridad marxista, de la tesis del foquismo, de la guerra de guerrillas suplantada, posteriormente, por la guerrilla urbana como vía de acceso al poder. Fueron esas ideas las que persiguieron al régimen surgido de las urnas el primero de junio de 1966.

Recordamos, también, las pugnas intestinas entre los grupos de la izquierda revolucionaria. La «limpieza» interna que desató el asesinato de Gregorio Hiciano entre el MPD y el PACOREDO, sin dejar de lado las heridas de la guerra fratricida de 1965, todavía abiertas en el cuerpo de la sociedad dominicana.

Para esos grupos, el derrocamiento del gobierno constitucional, no importaban los medios, era su finalidad. Fue, repetimos, el régimen el perseguido y combatido por las ideologías contrapuestas.

Señor director: Que recuerde, quien suscribe, sólo hubo un caso lamentable que involucrara a un club: nos referimos al Club Héctor J. Díaz. La madrugada del 9 de octubre de 1971, cinco jóvenes cayeron asesinados a manos de efectivos de la Policía Nacional. Se realizaron las investigaciones de lugar, y quedó claramente establecido que esas reprobadas muertes no obedecían a plan político alguno, sino que fue más bien, obra diabólica de un oficial de ese cuerpo encargado de velar por el orden público que, perturbado, creyó llegados sus minutos de gloria y pretendió eliminar a Montes Arache, figura importante de la contienda bélica de 1965, quien se encontraba en esos momentos en el Hotel Holliday Inn (Jaragua), en compañía de amigos. Al no poder consumar el hecho, pagaron con su vida la psicopatía de este oficial unos jóvenes inocentes. Mediante Oficio No.3657, del 25 de octubre de 1971, el entonces Consultor Jurídico de la Policía Nacional remitía al Magistrado Procurador Fiscal del Distrito Judicial Nacional (SIC) los resultados de las investigaciones para que dicho funcionario judicial iniciara el sometimiento correspondiente. En el expediente se acusaba, formalmente, a un primer teniente y a seis rasos policiales de las abominables ejecuciones.

Lo que expreso, señor director, está avalado por las informaciones publicadas en los periódicos de la época y recopilados por señor José Díaz, en su libro «Mártires por error», publicado en agosto del año 2000.

Como puede apreciar, señor director, el doctor Balaguer no auspició política alguna de «persecución ideológica» para los clubes; por el contrario los clubes Mauricio Báez, San Lázaro y San Carlos, entre tantos otros, recibieron todo el apoyo del fenecido estadista y ahí están sus edificaciones que revelan una acción política consecuente.

Al solicitar deferentemente la publicación de la presente misiva, se despide de usted,

Muy Atentamente,
Joaquín Ricardo

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