CARTAS AL DIRECTOR
Vivir con o de las apariencias

CARTAS AL DIRECTOR<BR>Vivir con o de las apariencias

Señor director:
Aparentar, según la definición del pequeño Larousse, es la acción de: «Manifestar o dar  entender lo que no es o no hay». El tema de las apariencias ha sido puesto en el tapete por Laura Restrepo. La celebrada escritora colombiana, ganadora del premio 2004 de novela de la editorial Alfaguara, en su reciente visita al país.

Se nos enseña desde chicos a que hay que aparentar, ya sea para que los más próximos no tengan la real idea de que acontece en nuestro entorno o para hacerle el juego a las apariencias de los demás. Talvés de pequeños no somos capaces de darnos cuenta del gran daño a que somos sometidos por los mayores, familiares o no, cercanos a nosotros. Sólo que cuando podemos discernir, ya hemos sido socializados en esta sub cultura y seguimos el ritual. Al punto de que aparentar puede terminar con la felicidad, tronchar vidas o marcarnos para siempre como seres amargados o derrotados.

Qué tanto daño habrá hecho en la contemporaneidad dominicana, sobre todo en los últimos 20 años el ritual de las apariencias? Porque si bien tenemos que aceptar que la costumbre es una práctica que remonta a siglos, no es menos cierto que las dos últimas décadas han sido escenarios de una serie de acontecimientos que al estremecer la conciencia colectiva nos dejan ver con claridad la pista siniestra que resulta de mantener las apariencias.

¿Cuántos fetiches adoramos en el ritual de las apariencias? Mucho más de un plástico, para exhibirlos orondos al echar mano a la cartera para pagar en cualquier lugar público. El cambio constante del móvil (la apariencia indica que debemos siempre decir celular) pues si no tiene la cámara integrada, los cercanos pudieran calificarnos como de magra solvencia. Membresías: ¡Sí! muchas membresías a clubes, gimnasios, spas y cuantos lugares in pudieran existir y claro asegurar la aparición de vez en cuando en las páginas y revistas de sociales. Luego con pose fingida haremos saber que «esas apariencias no son de nuestro agrado, es que los periodistas insisten y después de todo es bueno que los hijos se acostumbren, por que las apariencias son parte de la vida».

Si se llega a funcionario público o privado, debe haber un chófer que recoja los hijos en el colegio, dócilmente lleve fundas y bolsas en supermercados y tiendas, las cargue sin importar lo elevado del piso y que con voz sumisa pero audible a los cercanos, nunca se canse en decirnos: si señor, o si señora. Las marcas, íconos de un status superior, deben adornar toda ropa de la familia como un signo reverente a las apariencias y nunca jamás deberemos omitir los anglicismos en nuestras conversaciones. Hacer un reclamo a una prestadora de servicios, es comunicarnos con el Call Center de esa empresa, y para celebrar el próximo nacimiento, nos convidan a un Baby Shower, por igual la alegría de contar con un techo propio dará lugar a un Home Shower; estaremos atentos al Party e insistiremos en los respectivos ceck Out de todos los equipos y servicios que hemos comprado o suscrito para supuestamente hacer menos complicada la vida, pero que en nuestros monólogos repetimos con saciedad que son «lujitos» para mantener la apariencia. En efecto por ello nunca entusiasmaremos a los hijos con viajes al campo o al interior del país, o sencillamente a recorrer museos y la zona colonial. ¡No!, las vacaciones o un prolongado weekend han de discurrir en un viaje, con la excusa de que la familia de afuera quería compartir el Springbreak, Hallowen o Thanksgiving day.

Laura Restrepo dice que. «La gente teje apariencias para protegerse de su realidad, que muchas veces avasalla. Pero esas experiencias son dolorosas». Desgraciadamente la sociedad dominicana arropa a todos con la sub cultura de las apariencias. De cuando en vez lo estrepitoso de ciertas caídas tienden a que reflexionemos momentáneamente sobre el aparentar y lo más lejos a que nos atrevemos a llegar es al análisis de si lo malo es vivir con las apariencias o vivir de ellas, porque nos resistimos a entender que como señala la afamada escritora Restrepo. «Mantener las apariencias entristece mucho la vida».

Atentamente,
Juan Nadal Nolasco

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