Cartas
Conducta emocional

Cartas <BR><STRONG>Conducta emocional</STRONG>

Señor director:
Hasta este punto de nuestra exposición hemos considerado la conducta emocional como existe en un individuo completamente maduro. El hombre no nace con todas las emociones complejas que manifiesta en sus años adultos. Atraviesa por un largo proceso de desarrollo emocional, durante el cual adquiere temores, sentimientos religiosos, patriotismo, lealtad de grupo, y otros sentimientos. El estudio del desarrollo genético de la conducta emocional nos ayuda a comprender como llega el hombre a ser la persona tan emocionalmente compleja que es.

Los experimentos realizados por Watson y otros conductistas han contribuido de modo importante a nuestra comprensión del desarrollo emocional. Watson observó gran número de infantes recién nacidos durante considerables períodos de tiempo. Llegó a la conclusión de que había tres emociones bien definidas e identificables, presentes en el momento de nacimiento: el miedo, la cólera y el amor. Según Watson, estos sentimientos son innatos, “pertenecen a la naturaleza original, fundamental, del hombre”. El miedo, según cree Watson, comprende “…repentina suspensión de la respiración, al agarrarse al azar con las manos, repentina oclusión de los párpados, la contracción de los labios, y después el llanto”. En la respuesta de la cólera, “el cuerpo se pone rígido, siguen después movimientos aparentemente bien combinados de golpear con las manos y los brazos: los pies y las piernas son levantados y vueltos a estirar; la respiración se suspende, hasta que la cara del niño se congestiona”.

No todos los niños atraviesan por esta serie de desarrollo emocional en serie de la conducta, es muy semejante entre un niño y otros. Las respuestas emocionales, tales como el llanto, la risa y la sonrisa, aparecen aproximadamente a la misma edad en todos los niños, independientemente de que haya tenido o no la oportunidad de presenciar estas emociones en otras personas.

Otros signos de que la maduración desempeña papel importante en el desarrollo de las emociones proviene de los estudios del desarrollo emocional de los niños ciegos y sordomudos. Estos niños no han tenido la oportunidad de observar las emociones de las otras personas.

No podrán haber oído la risa, ni observar las distintas expresiones faciales de la emoción. Sin embargo, estos niños muestran las respuestas emocionales que son en muchos aspectos semejantes a las de las personas normales.

Podemos llegar a la conclusión de que las formas características de la emoción y muchos de los gestos y posturas que nos indican la emoción, se desarrollan muy temprano en la vida, a través de la maduración. Sin embargo, a medida que el niño crece, las posibilidades para el aprendizaje aumentan, y se hace cada vez más difícil averiguar qué proporción de la expresión emocional pueda ser atribuida a la maduración y qué proporción al aprendizaje. Sin embargo, parece seguro decir que la maduración desempeña un papel más importante en el desarrollo inicial de la conducta emocional, mientras que el aprendizaje es primariamente responsable del desarrollo emocional ulterior en la vida.

Las ocasiones que despiertan la emoción son en gran parte influida por el aprendizaje. El cómo llorar no es aprendido, pero dónde y cuándo llorar definitivamente son influidos por el aprendizaje. La manera en que se expresan las emociones es determinada en gran parte por la cultura en que vive el individuo. Los hombres de nuestra cultura rara vez lloran, mientras que las mujeres son mucho más fácilmente dadas a las lágrimas. Por otra parte, los franceses lloran más fácilmente que los norteamericanos.

En sus estudios acerca del desarrollo emocional temprano, Watson (1926), demostró que muchos temores son aparentemente adquiridos por medio de un proceso conocido con el nombre de acondicionamiento. El acondicionamiento es, sencillamente un proceso en que un nuevo objeto o situación, viene a despertar respuesta que originalmente eran despertadas por otros estímulos.

Por medio del aprendizaje llegamos a identificar ciertas expresiones y gestos fáciles como indicadores de emoción. Juzgar las emociones exclusivamente sobre la base de la expresión facial es un asunto difícil.

Las manifestaciones exteriores o francas de la emoción varían en ciertos aspectos, de cultura a cultura. Los niños criados en nuestra cultura, con frecuencia muestran disgustos sacando la lengua. Sin embargo, los chinos pueden indicar sorpresa por este mismo procedimiento. Mientras que nosotros aplaudimos para manifestar que estamos complacidos o que mostramos respecto. El chino en cambio golpea las palmas de las manos cuando está preocupado o desalentado. Por lo tanto, a medida que consideramos diferentes culturas, encontramos que muchos de los signos visibles externos, de las emociones, son aprendidos.

Atentamente,

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