Cartas
Escuela e higiene mental

Cartas <BR><STRONG>Escuela e higiene mental</STRONG>

Señor director:
En anteriores entregas he pretendido realizar enfoques sobre la Salud e Higiene Mental en torno al ambiente de la escuela. He citado a la escuela misma, al maestro y sus valores, los problemas que podrían aquejar al maestro, sin embargo el centro sobre el cual gravitan esos factores, no lo hemos tratado: El alumno.

El alumno es la piedra sobre la cual se habrá de realizar la obra de arte cuya originalidad se mantendrá irrepetible en cada entrega, en cada obra. Pero aún así, nos queda la parte más importante, más bien la base sobre la cual se habrá de erigir tan importante obra, se trata del hogar.

Al querer señalar el hogar, desearíamos que el mismo quede totalmente al descubierto cual “tábula rasa”, para que podamos percibir todo lo que allí se produce con aquellos “arquitectos” llamados Padres.

Los padres presentan múltiples limitaciones en el tratamiento de los problemas de sus hijos. La tendencia regular, es la de seguir los mismos métodos y procedimientos que con ellos emplearon sus progenitores.

Cuando los padres parecen solicitar la ayuda del maestro, la mayoría, vienen en busca de colaboración y respaldo para sus opiniones. En este sentido, el maestro, debe tener conciencia de lo que hace y dice, más aún de la forma en que se le hagan las sugestiones sobre cómo encarar los problemas de ajuste de esos hijos de familias a fin de que sean correctos y bien intencionados.

Es conveniente que el maestro reconozca las grandes diferencias que existen entre los hogares de los distintos alumnos. Esto así porque provienen de los diversos ambientes, con características y condiciones más que distintas llamémosle propias.

Se requiere que el maestro sea capaz de reconocer e interpretar los síntomas de tensión y ansiedad en los padres a fin de poder prestarle la debida ayuda, tanto en su orientación como con el alumno.

Muchas veces son los padres y no los hijos los que necesitan la ayuda y el tratamiento.

Aunque la mayoría de los padres poseen una actitud favorable hacia la escuela, existen aunque en minoría quienes sólo la censuran.

La cooperación entre el hogar y la escuela es un requisito ineludible en el programa de higiene mental.

Estos programas exigen una constante y permanente comunicación entre padres y maestros, en un ambiente de mutua comprensión.

La Salud Mental no es meramente una condición individual, sino que está relacionada en todas las circunstancias del ambiente social que rodea al individuo.

Para poder realizar sus propósitos de escuela necesita estar en íntima relación con la comunidad en que actúa. Jamás debe considerarse como una isla separada de la comunidad.

Hay que tomar en cuenta que las múltiples y muchas veces complejas formas y sistema que se establecen en los hogares, se reflejan en la escuela, y el maestro es el receptor de todas esas formas y costumbres consideradas como “buenas”, según la óptica de cada hogar.

Debemos recordar, compartir y reforzar el concepto de que la escuela es el elemento socializante por excelencia de la sociedad, que nada que la escuela transmita a sus hijos va en contra de la sociedad y de sus más altos valores, por lo que se desprende que debemos separar dos conceptos que funcionan bien de manera entrelazados, pero que conllevan dos aspectos distintos: Educación y aprendizaje académico.

Atentamente,

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