Cartas
La utopía de Francisco Peña

Cartas <BR><STRONG>La utopía de Francisco Peña</STRONG>

Señor director:
La República Dominicana es un país en gestación pese a que nuestra «Independencia» fue proclamada el año 1844 hace ya 162 largos años, aún vivimos un sub-desarrollo espantoso. No importa los avances tecnológicos de las computadoras y quien no se adviene a esos vientos, al uso a la Internet y con su laptop al hombro es analfabeto.

Ahora nuestros estudiantes son más ineptos, ya que dominan las computadoras, o sea, los conocimientos técnicos, pero carecen de cultura general y conocimientos elementales de historia patria tan simple como saber cuales son los principales ríos del país, pregúntale en recintos universitarios qué se conmemora 16 de Agosto o para más cercano: qué aconteció el 14 de Junio del 1959?

En un país así, donde carecemos de elementales servicios en hospitales, escuelas, calles sin asfaltar en los principales barrios de las ciudades; denuncias por doquier de que los niños en aulas tienen que escuchar las clases de pie por falta de butacas, y el Presidente de la República inicia la construcción de un metro que nos resolverá el problema del transporte en la Capital, pero donde se gastan (invierten) millones que nadie ha podido cuantificar, en violación a las leyes, y no pasa nada. Es una utopía hablar y preguntar qué es la libertad.

Francisco Peña, síndico del Municipio Santo Domingo Oeste, un hombre campechano, nacido en la Línea Noroeste del país, adquirió parte de sus conocimientos en Israel, país del Medio Oriente, pretender importar e imponer modelos extraños en República Dominicana nunca ha resultado producente. En ocasiones han querido imponernos modelos estadounidenses y los resultados han sido catastróficos y dañinos.

(A raíz de la guerra patria del 1965 fue cuando comenzó a proliferar el auge de distribución y consumo de estupefacientes en nuestra juventud, los que fueron introducidos al país por las tropas interventoras que mancillaron el suelo patrio.

Es altamente sabido que el objetivo del imperio era desviar las mentes de nuestros jóvenes y en cierto segmento de la población lograron sus objetivos, por eso es notable la desarticulación de la izquierda dominicana).

Ese ejecutivo municipal, un hombre que su único norte es el trabajo, por eso, pese a que la mira del partido gobernante era arrebatar esa sindicatura al PRD, Francisco Peña pudo retener la plaza en las pasadas elecciones del 16 de mayo, sin embargo manejar un Ayuntamiento como si usted fuera el presidente de Suiza, en un país como el nuestro: Es lo que mucha gente en ese municipio critica a Francisco Peña. Lo bueno que trata de ser.

Cuando Peña habla de la palabra libertad únicamente, no se refiere a la libertad de expresión del pensamiento, sino de la económica.

¿Y es fácil hablar de libertad económica en un país donde los ricos no quieren pagar el precio de la democracia de que habló hasta la saciedad el doctor José Francisco Peña Gómez, el hombre que no lo dejaron ser presidente por racismo, pero que se llevó a su tumba sus glorias?

¿Es fácil hablar de libertad económica donde como dijo el papa Juan XXIII, las riquezas están mal repartidas?

¿Es fácil hablar de libertad económica donde la gente no termina de adquirir conciencia del valor de su voto y lo vende hasta por 500 miserables pesitos el día de las elecciones y 24 horas después del palo da’o se arrepiente de su miserable acción?

¿Es fácil hablar de libertad económica donde los delegados de un partido contrario son comprados con entrega de motores?

Es entendible la preocupación del «Pobre» Francisco Peña pero a los dominicanos nos hacen falta muchos años de vida republicana para poder complacer sus aspiraciones.

Recordemos también que los papeles están invertidos. Ahora lo moral es lo inmoral y viceversa, o sea, los valores están invertidos, desde los tiempos de la guerra fría.

O, ¿Es que no se ve la descomposición social?

Ojalá logremos algún día su propósito. Hay que seguir luchando.

Atentamente,

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