Señor director:
La inmensa e intrincada cadena de elementos que sirve de soporte a la sociedad, no escapa a la posibilidades de que sus resortes se vean amenazados y presionados de manera constante ante la presión inminente del medio. Existe un adagio que dice: Cada hombre es hijo de su ambiente.
La interacción producida entre grupos de estratos distintos y la transculturación facilitada por las relaciones comerciales y los medios de comunicación se enmarcan entre los elementos influyentes en la familia y la población, creando y motivando el abandono de normas y principios morales para recurrir a la adopción de modas y costumbres importados.
Hemos por consecuencia de admitir que los problemas psicosociales poseen raíces y ramificaciones extrañas a la cultura vernácula y ancestral de los pueblos. Esto se traduce y se explica en dificultad de solución de dichos problemas.
La contaminación del medio ambiente facilita la conducción de elementos psicológicos cuya estructura sólo puede ser afectivamente combatida desde el seno de la familia, pero cabe apuntar, que para tal efecto ésta tiene que encontrarse adecuadamente estructurada.
Las conductas distorsionadas y calificadas dentro de la dimensión de los problemas psicosociales habrán de resultar incontables dado su orígenes. Sin embargo, podría señalarse que los problemas psicosociales apadrinan sus conductas desde los siguientes elementos:
1.- Alcohol
2.- Juego
3.- Droga
4.- Falta de vivienda
5.- Discriminación racial o cultural
6.- Falta de hogar
El aspecto que encierra la separación de las parejas no confirma necesariamente la solución del conflicto o problema. Esto así, en función de que existen aspectos ajenos a la problemática que produce o provoca la ruptura de las parejas.
Si lo emocional y sentimental conforman una red de sustentación para la manifestación de los estados anímicos de los sujetos, no menos cierto es que la extensión de estos aspectos puede tocar por largo tiempo a las personas involucradas dentro del complejo contentivo de las parejas siendo los más amenazados los hijos.
Un aspecto cuya repercusión es el que se refiere a los trastornos de identidad sexual, cuyos origines se enmarcan durante la niñez y cuya aceleración adquiere mayor connotación durante la adolescencia. La mayor evidencia de la transcendencia que delatan los trastornos de identidad sexual poseen un componente reflejado por la incapacidad familiar para orientar de manera adecuada a los jóvenes o por otro lado por la influencia de carácter negativo favorecido por el medio ambiente.
La vida sexual es una conducta de carácter personal el cual surge por voluntad propia, aunque posee elementos de influencia de factores genéticos y del medio, los cuales suelen buscar un balance en términos de adecuación adaptativa.
El fracaso y la inadecuación de una identidad sexual, se constituyen en las fuentes que hacen de la identidad sexual un elemento distorsionador en términos de preferencias, así como la búsqueda del placer sexual también conforme a la adecuación normal.
Las preferencias y las frecuencias sexuales habrán de buscar sus perfiles en la medida en que el sujeto evoluciona definiéndose conforme a la clarificación de la conciencia funcional, esto así, para evitar cualquier tipo de confusión de interés sexual, en donde la parte afectiva suele mezclarse, sin que necesariamente implique gravedad del problema.
Atentamente,