Cartas
Terrorismo

Cartas <BR><STRONG>Terrorismo</STRONG>

Señor director:
Hay países que por su propensión a la destrucción masiva, se hacen merecedores de inspecciones internacionales que conjuren el peligro que representan sus iras explosivas y sus aguijones nucleares. No vaya a ser que escalen un paso más las acciones barbáricas e inhumanas que los ubican fuera del concierto civilizado de naciones.

Es el caso de Israel, cuya dirigencia no conoce más ley que la de los garrotazos y la paz que impone es la paz de los escombros humeantes que ocultan cementerios provisionales.

Un país con un historial terrorista que lo acompaña desde su fundación; un país que no termina de acomodarse en los espacios territoriales que son desprendimientos forzados de otras naciones; un país con una vocación genocida y un continuado sanguinarismo, realmente es una amenaza internacional. Y como todo peligro debe neutralizarse. Como tan procuradamente se hizo con el peligro personalizado en Sadam Hussein y Milosevic.

Por eso sueño con que la comunidad internacional dará un ultimátum a los dirigentes sionistas para que se sometan al orden internacional. De igual forma que como se le está presionando a Irán, un país que no invade a sus vecinos ni confisca territorios ajenos.

Con su política de tierra arrasada, países como Israel estimulan la proliferación nuclear, pues basta con dotarse de armas termonucleares para ganar impunidad frente a la flagelación de otros pueblos.

Y la comunidad internacional lo único que sabe hacer es invitarlo a la “moderación, palabra que no conoce la arrogancia guerrerista. Hasta cuando Israel se retira de los territorios reocupados, dejando una estela de muerte y destrucción, tiene el tupé de presentarse con aire de perdonavidas, indicando el final de sus operaciones de”castigo”.

El Estado israelí acumula un récord de burla a las ordenanzas de la ONU, sin que nada pase, viviendo así permanentemente al margen de la ley internacional.

Qué fácil es hacer exhibición, uso y abuso de musculatura militar frente a alfeñiques de 20 kilos como El Líbano y Palestina, cuya resistencia de hormiga se hace heroica al tratar de hacerle algunas picaduras a la gruesa piel del mastodonte sionista.

El uso desproporcionado de la fuerza del que hace gala el militarismo hebreo, saca patente de corso en la llamada “guerra contra el terrorismo”.

Pero. ¿cuál terrorismo? ¿El terrorismo de los débiles que refleja en el fondo una impotencia y defensa desesperada o el terrorismo a gran escala que cuenta con cañones, tanques, aviones F-16, armas químicas y nucleares? La definición de terrorismo y terrorista le cuadra bien a los estados de la corte imperial que apoyan, defienden y llevan a cabo asesinatos de familias enteras desde el aire, mutilaciones, decapitaciones de infantes, quemaduras y muertes de niños, mujeres, ancianos y civiles. ¿Cómo llamarles a quiénes bombardean y destruyen miles de viviendas y arrasan con barrios enteros? ¿Qué calificativo merecen los que convierten en objetivos militares las infraestructuras civiles como los acueductos, puentes, aeropuertos, centrales eléctricas, universidades y hasta hospitales? Pero todo eso, en la óptica de Washington, forma parte de actos de legítima defensa. Así los Estados Unidos, endosan su apoyo tanto al crimen colectivo de gente inocente como al asesinato de esas pequeñas economías que ya sufren un desangramiento de miles de millones de dólares.

Ahora los países poderosos, sacándole el cuerpo a sus responsabilida-des internacionales rescatan a sus nacionales de esos infiernos del medio oriente. Son muy diligentes para poner a salvo a los suyos, pero abúlicos con los millones de libaneses y palestinos que quedan cautivos en territorios que son pasto de la destrucción. Es una misantropía salvar a unos pocos y dejar a millones librados a su suerte.

Estados Unidos junto con la Unión Europea ha demandado que se liberen a los soldados israelíes secuestrados por Hamas y el Hizbulá. Y por qué no exige de igual manera que se liberen de la destrucción y el genocidio a los pueblos ametrallados? Por otro lado, es una flagrante mentira que la ofensiva israelí tenga por misión el rescate de sus militares prisioneros, pues las fatales consecuencias de sus acciones lo que hacen es poner más en peligro las vidas de esos soldados al exacerbar el encono de sus captores quienes los verían como el objeto inmediato de su desquite.

De modo que al preferir la solución militar ante que las negociaciones, lo que pone en evidencia es el poco respeto por la vida de los soldados retenidos. En otro aspecto, con qué moral le exige Israel a las autoridades palestinas que tomen medidas que contengan a los grupos radicales, cuando humilla, apresa, debilita y le quita calidad representativa al atacar los símbolos de su poder como los edificios de la Autoridad Nacional Palestina.

Israel se ha convertido en un Estado paria dentro de la comunidad de naciones y con sus bombardeos, cerco y aislamiento de pueblos, se presenta como el gran decisor de la vida y la muerte de países heridos en su soberanía. La condena y la protesta contra esto debe ser masiva y a nivel

mundial. Cuántos más deben morir antes de que se le ponga costo a la crueldad de la dirigencia israelí?

Atentamente

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