Cartas 
Un réquiem por Los Llanos

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Señor director:
Su benevolencia nos ha permitido, en más de una ocasión, elevar un S.O.S a favor de Los Llanos, que carece de un sistema de alcantarillado sanitario, obligándolo al contaminante y antihigiénico uso de letrinas, que se encuentra incomunicado por falta de vías de penetración (carreteras y caminos vecinales), que no cuenta con un adecuado sistema de agua potable, que no tiene ambulancia, que la dotación policial no está relacionada proporcionalmente con el territorio y la población a la cual debe servir, que no cuenta con centros o medios que ocupen la mano de obra ociosa, disminuyendo hasta límites irresistibles, la calidad de vida de sus habitantes.

Por mucho tiempo hemos reflexionado sobre esta injusta situación, tomando en cuenta que desde siempre el fisco ha recibido una contribución más que abundante que le permite al gobierno una retribución justa para paliar y hasta eliminar estos males ancestrales que sufre una población merecedora de una mejor suerte.

En la pasada contienda electoral se nos ocurrió participar activamente, aspirando a ocupar una curul en la Cámara Baja. Aunque conocíamos nuestras limitaciones y pocas probabilidades, nos interesaba, más que nada, conocer la idiosincrasia de la población. El resultado no pudo ser más frustrante, aunque aleccionador. El comportamiento, tanto de los candidatos representantes de los partidos “mayoritarios” igual que el de los electores nos enrostró la calidad cívica de ambos bandos.

Mientras los candidatos al Congreso no presentaron una agenda legislativa, limitándose a dar pequeñas dádivas en efectivo o funditas con alimentos, los candidatos municipales tampoco presentaron programa de gobierno, con una práctica igual a los otros.

A pesar de todo, recibieron los votos que les garantizaron el triunfo. Después del 16 de mayo han brillado por su ausencia, igual que antes y ya no se reciben ni las funditas ni los pesitos.

En medio de este atropellante panorama social, aparece en escena el sacerdote misionero Christopher Harhey, quien emprende una tenaz labor reivindicativa de los obreros de la industria azucarera, haitianos y dominicanos, centros para educación y alimentación de niños pobres, haitianos y dominicanos, organizando mujeres que se desempeñaban en distintas labores en todo el municipio, construyendo refugios contra desastres atmosféricos, trabajando a favor de los reclusos de las cárceles, rehabilitando el hospital Doctor George, entre otras actividades, que en definitiva colocaron a Los Llanos en el mapa, llamando la atención de los “nacionalistas” que hoy, después de la partida de Christopher, han dejado desamparados a quienes recibían los beneficios de esa labor misionera, que nosotros esperamos que, aún eliminando los haitianos, la mantengan para los dominicanos. Esta labor fue satanizada, mientras nada hacen para que Los Llanos sea atendido como merece, por sus autoridades municipales y congresionales y por el propio gobierno central.

Ahora entendemos y comprendemos el por qué de la situación en que vivimos y por ello es que elevamos “un réquiem por Los Llanos”.

Muy Atentamente,
F. A. Vásquez, hijo

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