Bienvenido 2006
El 2005 se ha consumido con sus altas y bajas. Se abre el capítulo de un Nuevo Año. cabe decir, que las negaciones que no lograron plasmarse en el año que se va pasan a ser capítulo de nuevas esperanzas, para lograr alcanzar dichas metas y propósitos, siempre es así.
Nuestro país espera lo mejor de cada año que llega, dejando atrás los elementos que les resultaron negados tras el año que termina. Abrimos nuevas expectativas, nos armamos de nuevos bríos, fijamos nuevas estrategias y nos lanzamos hacia la corriente del nuevo torbellino que nos traen los nuevos tiempos.
Aunque no son muy difíciles establecer y saber de inmediato lo que significa un «nuevo año», pues de esto se encargan las oficinas de pagos de servicios entiéndase, Telefónicas, eléctricas, transportes, supermercados, colegios, universidades, financieras, bancos, en fin, todas aquellas entidades que nos han deseado «Felicidades», son las primeras que, al iniciar cada año, nos van restando precisamente felicidad.
Todo parece buscar un sentido de adecuación al que poco a poco nos vamos adaptando de una u otra forma. Aún así resulta difícil lograr una ajustada adecuación a nuestra ya constante y golpeada situación, si a la misma le colocamos los capítulos de los acontecimientos que en el plano externo se producen y que a través de sus expansivas ondas llegan hasta nuestras puertas y nos cobran su cuota porque sencillamente somos parte del mundo.
Seguimos bajo el manto gris del 11 de Septiembre y sus ampliadas y negativas derivaciones, lo que estimo como el trauma del siglo. Por otro lado no podemos dejar de admitir, que siempre esperamos un año venidero con mejores y mayores expectativas dentro de nuestras anheladas esperanzas, todo esto bajo la firmeza cada vez más sólida sostenida por el arraigo de nuestra firmeza de FE.
La FE depositada en el Supremo nos dá el sentido de convicción de verdaderos dominicanos que, por encima de todas las situaciones calamitosas nos levantamos en aras de nuestra fé.
Sea este Año Nuevo 2006, para cubrir una buena parte de lo que nos fue negado en años anteriores. Que logremos una mayor cuota de sensibilidad de parte de aquellos que tienen sobre sus conciencias la toma de decisiones para las soluciones de problemas ordinarios que se hacen vitales en el marco de la cotidianidad.
Que nuestros partidos políticos asuman que son parte de nuestras instituciones y que asuman además que sus miembros son seres humanos con derechos de tal suerte que no nos traten como borregos a través de sus llamada «alianzas», «acuerdos», «pactos» o negociaciones, que en definitiva eso es lo que hacen: Negocios.
Sean pues valederas, las siempre nuevas y alentadoras palabras: «Feliz Año Nuevo», esta vez con mayor alborozo para desear el año 2006 nos entregue a todos los dominicanos y hombres de bien en todo el mundo un verdadero y feliz 2006.
Atentamente,
Atahualpa Soñé