Cartas
Contra el clientelismo

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Aunque una buena parte de las parcelas políticas dominicanas usan el clientelismo en el desarrollo de sus actividades, en uno de nuestros candidatos presidenciales se destaca con más énfasis «esa manera burda de hacer política».

Una forma humillante, desconsiderada que se aprovecha de la pobreza en que viven cientos de miles de connacionales.

¿Hasta cuándo permitirá el pueblo dominicano que se le denigre tan brutalmente?

Pese a que algunos aprueban la forma del candidato de marras, nosotros preguntamos, ¿por qué esos recursos no son utilizados en la realización de obras comunitarias en los lugares que visitan los candidatos?

O, por qué no se recuerda aquel adagio que reza “no me dé un pescado, enséñame a pescar”

Cuando observamos por primera vez lanzamiento de las papeletas, nos recordamos de nuestra niñez y el señor Bienvenido del Castillo, quien recibió del tirano Rafael Leonidas Trujillo Molina decenas de contratas y oíamos decir, naturalmente, después de la muerte del Jefe, que las mismas eran otorgadas, ya que el sátrapa pagaba la desaparición del padre del señor Castillo, de nombre Jesús.

Sobre la capota de un carro Chevrolet de la época, Bienvenido Castillo arrojaba a la “garata con puños” cantidades de monedas de 50, 25, 10 y cinco centavos a los moradores de mi aldea natal, Manoguayabo. Para esos tiempos cincuenta centavos era un “billete”, o sea un buen dinero.

Pues bien, el cacique de referencia, quien goza de una habilidad enorme para hacer «truchimanerías», como la que le hizo al doctor José Francisco peña Gómez, cuando lo engatusaron en 1994 en momentos en que se firmaba el Pacto que resolvió la crisis que se originó en las elecciones del 16 de mayo de ese año, en las que el fallecido ex-presidente Balaguer robó el certamen electoral al líder del PRD, con lo que se denominó «Fraude Colosal». En un instante de las discusiones, el señor en cuestión agarró los documentos, yendo a parar a su provincia y cambiando términos, en lo que se incluyó el famoso 50 por ciento más un voto del electorado para ganar en primera vuelta, lo que evitó que en 1996 Peña Gómez alcanzara la Presidencia de la República.

Ahora se arguye que el candidato que se alude, con su burda acción, está contribuyendo a mitigar el hambre de los moradores  de barrios y pueblos pobres que visita. Pero cabe preguntar ¿sólo se come un día?

En el remoto caso de que este señor gane las elecciones programadas para el 16 de mayo próximo, ¿seguirá como Presidente de la República repartiendo papeletas, cerditos con lazos y salami?

La República Dominicana merece el adecentamiento de la forma de hacer política, o de lo contrario nunca llegaremos a ser un país institucionalizado.

 Atentamente,

Juan Terrero Pérez

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