Cartas
Culpas ajenas

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Como es mi costumbre he leído con detenimiento la columna «Qué se dice» del prestigioso matutino Hoy, en la edición correspondiente al día 14 de octubre del presente año, especialmente las secciones «Reinado de indulgencias» y «Narcisazo».

Coincido con el autor de las mismas cuando afirma que: «La historia está llena de criminales que sirvieron a gobiernos intolerantes y luego murieron tranquilamente en sus casas». No solo debemos considerar este hecho como una dolorosa realidad, sino que hay que resaltar que la práctica continúa en estos tiempos de globalización y neoliberalismo.

Coincido también en su totalidad con la aseveración del referido autor de la columna de que «aquí ha faltado registro, seguimiento y condena a muchos actos de barbarie». El país ha registrado y dado seguimiento a muchos actos abominables y bochornosos. Lo que ha escaseado y falta en las actuales autoridades es la firme voluntad y la clara determinación de enjuiciar a los sindicados como participantes, pues la culpabilidad la determina un tribunal judicial.

Nuestra sociedad está llena de personajes que no solo han contribuido con la muerte, desaparición y/o encarcelamiento de otros dominicanos, al permitir que su innata condición de soplón haya prevalecido en su diario accionar, sino que han defraudado la confianza que el pueblo depositó en ellos, al pasearse con absoluto desparpajo por nuestras calles, mostrando el opaco lustre de una riqueza que no pueden justificar, o caminando erectos por nuestras avenidas, a pesar de haber entregado, sin el menor rubor ni reparo, las principales áreas e industrias estratégicas de nuestro patrimonio a precio de baratija a «compañías», constituidas con la cómplice celeridad del latrocinio, en las que ellos forman parte de su lista de accionistas, convirtiéndose así en «los perros fecales que apestan las avenidas del poder».

En lo que concierne a la lamentable desaparición del profesor Narciso González, los familiares del presidente Balaguer estamos en la mejor disposición de que se investigue y se aclare este hecho, pues no podemos permitir por más tiempo que culpas ajenas se refugien en la figura política del extinto político y estadista. Esperamos que desde las más altas esferas del poder se impartan las instrucciones y se concedan todas las facilidades para que se investigue a todas las personas que el rumor público ha vinculado de una u otra manera con esta desaparición. Si las personas señaladas ostentan posiciones civiles y/o militares, que se suspendan en sus funciones mientras se realizan las indagatorias pertinentes y se pongan a la disposición de la justicia. Si así se actúa, pueden contar de antemano con nuestra colaboración y la de todo el pueblo dominicano que añora y espera, en este y en todos los casos, que algún día se haga justicia.

Al agradecer la publicación de la presente, es propicia la ocasión, para reiterarle al señor director las muestras de nuestra mayor estima y admiración.

Le saluda, muy atentamente,

Joaquín Ricardo

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