Cartas
Defiende la frontera

<STRONG>Cartas<BR></STRONG>Defiende la frontera

En las ediciones de los días 3 y 4 del mes de diciembre del 2007, así como en ediciones anteriores, he leído con preocupación, por el respeto al prestigioso periódico que usted dirige, la ligereza con que se adjudica a los compueblanos fronterizos, mayormente dajaboneros, todos los supuestos contrabandos que de una manera indiscriminada se encuentren en cualquier lugar de la geografía nacional.

Mi preocupación va en dos vertientes:

Primero por la falta de objetividad e investigación que demuestran estas publicaciones de los corresponsales. Parecen más preocupados por el efecto mercadológico de las noticias, y por ello sacrifican la objetividad, pierden su capacidad informativa y, sin quererlo, satisfacen a sectores que por épocas inmemoriales han sido beneficiarios de estas campañas intencionadas de descrédito, que perjudican enormemente a la buena imagen de los hombres y mujeres de la frontera. Hombres y mujeres que con sus grandes esfuerzos y sacrificios tienen que dedicarse al trabajo honesto; mientras otros a sus espaldas se ocupan de enlodar la dignidad de todos los que en esta región poblamos o hacemos vida empresarial.

Este descrédito constituye uno de los principales obstáculos para nuestro crecimiento como región, en virtud de que nos presenta ante la sociedad como tierra sin ley y a sus habitantes como una especie nueva de filibustero o bucanero fronterizo. Contrario a todos estos malos augurios, la frontera es una de las regiones de la República Dominicana, que refleja el menor índice de criminalidad y en particular Dajabón es también una de las ciudades más ha crecido económicamente, gracias al trabajo de sus hijos. Para corroborar esto basta revisar la estadística oficial disponible y los estudios realizados recientemente. Y ello a pesar de que ni el Estado ni la clase dominante de este país han delineado un plan estratégico para el desarrollo de la olvidada Línea Fronteriza.

En segundo lugar me preocupan los niveles de tolerancia y falta de auto estima que demostramos algunos fronterizos, cuando dejamos pasar estas informaciones sin decir lo que todos sabemos con respecto a los verdaderos autores, de estos malos comportamientos si así pudiésemos llamarlos, de los supuestos contrabandos que nos adjudican, de personas inescrupulosas, que por años, conjuntamente con autoridades irresponsables que dejan pasar, como una manera de congraciarse con algunos sectores productores como el del ajo, entre otros productos, los verdaderos contrabandos de este rubro.

La Secretaría de Estado de Agricultura es la única institución autorizada a otorgar los famosos permisos de importación de productos agrícolas, llámese arroz, ajo, cebolla, por mencionar algunos rubros.

Estos permisos por lo general tienen valores millonarios, dependiendo de la época.

Cada año los productores de ajo le exigen al Gobierno, a través de la Secretaría de Estado de Agricultura, los permisos para importar «semillas», que llamándola por su nombre no es semilla, es ajo.

Por lo general, estos permisos se otorgan para importar cantidades de ajo que nunca se llegan a cultivar, en virtud de que a dicha importación se le da un uso totalmente diferente para el cual fue otorgado.

Como consecuencia, este excedente de ajo no termina en nuestros cultivos y por el contrario aparece vendiéndose en el mercado local con pingües beneficios, superiores a los de cualquier otra operación económica.

Esta misma situación que se presenta con el ajo, se presenta con casi todos los productos agrícolas, que dependiendo del Secretario del momento o de que a quién pretenda beneficiar el gobierno de turno, se otorgan a su discreción y muchas veces con un mismo permiso, y sin permiso en ocasiones se permiten varias importaciones.

Cuando la presencia de estos productos, en el mercado local se hace muy obvia y no hay manera de justificarla, hay que buscar un responsable. Entonces se recurre a la frontera.

Lamentablemente los fronterizos somos presentados como los únicos capaces de llevar a cabo estos tipos de negocios ilícitos, a pesar de que los contrabandos se detectan en ciudades distantes a la frontera y a pesar de todos los niveles de seguridad que tenemos en nuestra región. Acusación ésta que contradice las constantes denuncias y enfrentamientos del señor director de Aduanas, licenciado Miguel Cocco Guerrero, con estos sectores que no son de la frontera ni contrabandean por esta indefensa región.

Unido a esta debilidad tampoco tenemos posibilidad de acceder a los medios de comunicación con la eficiencia que tienen nuestros detractores y beneficiarios de estas prácticas tradicionales fraudulentas. Y ello puede ser corroborado por los colectores de los puertos de las aduanas de nuestros país, que es por donde entran dichos permisos otorgados.

No sería de difícil comprobación cuanto le he manifestado en virtud de que las Aduanas Dominicanas tienen récord de todo lo importado y la Secretaría de Agricultura puede comprobar cuanto se ha cultivado.

Esperando su colaboración en la aclaración de estos menesteres le agradezco su atención.

Atentamente

Ramón Javier

Publicaciones Relacionadas

Más leídas