Cartas
El Coro Nacional

<STRONG>Cartas<BR></STRONG>El Coro Nacional

En fecha de hoy 31/12/2007. Qué coincidencia, será el año con los aspectos de quienes con su respuesta no saben interpretar los conceptos musicales de una opinión de oidor de música coral y ellos según dicha respuesta (la firman 54 coristas) a quienes en mi artículo de fecha 15 de los corrientes, y sobresalta con argumentos de pacotilla, pues qué ciertos están los que firmaron el pobremente interpretado concepto de mi opinión, a los cuales invito nuevamente a que revisen mi concepto, donde pondero las magníficas voces del Coro Nacional y que además me incluyo en el «pequeño» fans club de ellos.

Si nos fijamos en los detalles expuestos por ellos, es precisamente de lo que adolecen muchos miembros del Coro Nacional, a saber:

a) Preparación musical, más de la 3/4 de ellos, y cuidado, no saben leer música y sí un magnífico oído musical. Ese mismo porcentaje forma el llamado grupo de los intocables que conforman más bien un grupo de «logia».. Cuidado señor Director con ese grupo, quienes son los que disponen de los directores del Coro Nacional, sean buenos, regulares, y menos que regulares que han tenido que bregar con estos llamados «coristas de hobby».

b) El grupo A comprendido entre miembros de 10, 15, 20, 30 años haciendo lo mismo sin mucho esfuerzo. ¿Por qué digo esto? Porque en mi afán de oír música coral en el breve tiempo que mi hermano el padre Hilario dirigió esas magníficas voces, fui a casi todos los ensayos.

Mi hermano, como Director del Coro Nacional, supervisaba los ensayos por voces, tomando medidas con cada una de ellas para que el resultado final, o sea el montaje de la pieza coral, se desarrollara con mejor calidad. Así mismo y entre otras medidas el corista que no asistía al ensayo final, sin importar su nombre, no podía presentarse  ante el público.

Señor director, ¿sabe usted cuál fue el pecado de mi hermano? Que en su clase es el único dominicano con experiencia universitaria coral y de música sacra. Esta disciplina la desarrolló en Roma, Italia, por 9 años y a continuación le cito las causas de su salto en la dirección del Coro Nacional del cual puso su renuncia, y cito lo que quería mi hermano del Coro Nacional.

  Interrupción de la rutina coral. En el momento de la dirección del padre, 17 años atrás, el manoseado repertorio de lo que es, o debería ser, la primera institución coral nacional, y quiso sustituir el mismo.

  Decía mi hermano, lo cual oía en sus palabras hacia el Coro, «somos la 1ra. institución coral del país y así debemos ofrecer nuestras presentaciones».

  – Introducción de clases de solfeo a todos (tremenda lucha, fue esta no satisfecha).

  – Renovando el repertorio una pieza cada dos meses.

  – Supervisar los instructores de cuerdas que se hacían separadas por voces en cubículos diferentes y antes de unir las cuatro voces aquello era de «acciones dantesca», para que se luciera un ensayo de verdad y se corrigieran las fallas antes de unir las cuatro voces.

–   Cambiar totalmente el manoseado repertorio que le costó el cargo al director, pues entre ellos comentaban que el «padre» nos va a matar de trabajo.

Ante estas actitudes la respuesta del padre fue:

Distinguidos cantores, quiero recordarles que éste es su hobby, pero para mi es mi profesión.

La mayoría de las piezas en ensayo tenían su previo trabajo, que a veces los hacia exacerbar en el tiempo y recurrían «todos» a dar con los zapatos en la tarima para avisar al director que ya eran las 9:00 p. m., final del trabajo, cuando el director, con camisa bañada en sudor, solo requería unos minutos más y eso que tenían – no sé ahora – increíbles formas de avisar que se había terminado el tiempo.

Qué bueno oír de ellos, de sus palabras escritas, cuando dicen:

«Exigimos y demandamos respeto»… justamente lo que no tenían ellos para su director.

He repetido que soy un miembro del llamado pequeño fan del Coro Nacional, pero me conmovió de esos 51, de unos más o menos 70, decir estas palabras:

«Su irrespeto, descuido y mal conducido hacia nosotros».

En verdad me faltarían palabras para describir lo que ningún Director ha querido decir eso, incluyendo al padre Hilario. Es una olla de grillos, que se mueve entre ellos, y pobre del que caiga en su fundación o logia del canto coral. Soy y me siento querer a muchos de ellos de manera particular y eso se lo he demostrado así como dicen: «es el amigo quien te hace llorar».

Eso sí, que no son 51 los que añoran el retorno del pobre padre cura que ellos lo tildaban con otro nombre, cuando una noche de esas encendidas ante ellos el director me dijo:

«Oye Chaguito, cuánto lo siento el no poder manejar ese grupo de voces tan auténticas, pero que no seden en su accionar divorciado de la verdadera música coral». Si ellos pueden desmentirme este relato. «Qué bueno han cambiado».

Atentamente,

Santiago Hilario

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