Cartas
Elogia autocrítica

<p><strong>Cartas<br/></strong>Elogia autocrítica</p>

Señor director:
Las reelecciones presidenciales en nuestro país nunca han sido beneficiosas, porque las mismas niegan el principio de la alternabilidad en el poder y profundizan las contradicciones entre los que aspiran repostularse y aquellos que son radicalmente opuestos a ella, provocando rebatiñas internas en los partidos que finalmente conducen a la escisión de los mismos.

Además, está demostrado que las reelecciones son contraindicadas en la República Dominicana, porque los que logran mantenerse en el poder, lo hacen utilizando malas artes e incurren en acciones negativas como el uso de los recursos del Estado e involucran a sectores de las Fuerzas Armadas.

Recientemente el ex-presidente Hipólito Mejía reconoció que fue un error haberse repostulado en las elecciones generales celebradas en el año 2004, certamen donde resultó ganancioso el Partido de la Liberación Dominicana.

Mejía admitió que la reelección presidencial es una experiencia histórica dañina para la democracia del país y abogó por su prohibición, actitud que lo enaltece y lo reivindica como hombre público al retomar el principio de la no reelección que ha pregonado desde su fundación el Partido Revolucionario Dominicano.

La autocrítica es de hombres sabios que tratan de sepultar los errores del pasado al comprender que escogieron un camino equivocado y prometen enderezar su carrera política para orientarse por las sendas correctas.

La reelección presidencial y la extensión de los mandatos constitucionales han provocado fatales consecuencias y por vía de consecuencia el secuestro absoluto de las libertades públicas.

Las reelecciones del doctor Joaquín Balaguer ensangrentaron todo el territorio nacional por la comisión de crímenes cobardes perpetrados contra una parte significativa de la juventud dominicana y de segmentos importantes de la sociedad dominicana, cuyos derechos fueron violados en forma grosera y denigrante.

La extensión del mandato de Horacio Vásquez alumbró a un minutauro llamado Rafael Leonidas Trujillo Molina, que instaló una de las dictaduras más crueles que se conocen en América Latina y que hundió al país en una terrible oscuridad, por lo que la nación estuvo huérfana de valores morales y reinaba la vulgaridad y el crimen espeluznante.

El hecho de que el ex-presidente Mejía reconozca las maldades de la reelección presidencial fortalece, purifica y engrandece al PRD, porque unifica criterios que lo hacen fuerte y vigoroso para salir airoso en la próxima consulta electoral.

No existe ninguna incoherencia en la autocrítica de Hipólito Mejía porque muchos hombres que tienen una elevada categoría histórica como Sánchez, Mella y Caamaño,cometieron muchos desaciertos y hoy son grandes apóstoles colocados en altares inmaculados.

Atentamente,

Hugo A. Isalguez

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