Cartas
Esperan mercado

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Señor director:
Desde la sindicatura del señor Rafael Corporán De los Santos, hace ya más de catorce años, el sector de Villa Consuelo, convertido en una gran arteria comercial, tiene esperando por la reconstrucción de su mercado. Años van, años vienen y sobre la estructura metálica levantada como armazón, se mantiene la actitud de “amagar y no dar”.

Han pasado varias administraciones por la Sindicatura del Distrito Nacional y a cada una se le “olvidó” que un barrio céntrico de la capital tenía una obra, por demás decir, de gran importancia comercial y social, iniciada y que su comunidad anhelada la conclusión de la misma. Recuerdo que el actual Síndico, Roberto Salcedo, en su primera gestión municipal hizo un amague de reiniciar los trabajos en la obra abandonada y, convertida en guarida de malandrines, al final resultó una cortina de humor. También recuerdo que para su repostulación, días antes de las elecciones congresionales y municipales del 2006, él hizo un aporte de RD$27,000,000.00 para continuar los trabajos. Recursos de campaña.

Vale decir, que en diferentes períodos de gobiernos capitalinos, la comunidad, llámese la Iglesia Evangélica Dominicana, el Club Dr. Rafael Barias, los mercaderes, comerciantes y munícipes de Villa Consuelo, han hecho gestiones ante las autoridades correspondientes y obviamente, no han dado respuestas.

Actualmente la obra está detenida y muy atrasada; y lo peor es que no sabemos si es a la sindicatura que le corresponde terminarla o al Poder Ejecutivo a través de la Secretaría de Obras Públicas. Mientras tanto, la comunidad de Villa Consuelo está siendo afectada por insalubridad y por la inseguridad que produce transitar por los alrededores de donde opera “provisionalmente” el mercado.

Esta inercia de las diferentes autoridades capitalinas ha provocado el irrespeto al entorno de una congregación como Iglesia Evangélica Dominicana que por setenta y cuatro años (74 años) ha estado sirviendo a la comunidad, viéndose afectados el colegio, el consultorio médico y el proyecto de desarrollo infantil que allí funcionan. No se ha tomado en cuenta las instalaciones del Club Dr. Rafael Barias que sirve como un escape sano fomentando la práctica deportiva; tampoco se considera a los munícipes que sirve como un escape sano fomentando la práctica deportiva; tampoco se considera a los munícipes que conviven en esa comunidad, que también son dignos de tener su barrio limpio, seguro y organizado.

¿Cuántos años más debemos esperar para que esta obra, minúscula comparada con otras, sea concluida? ¿Tendremos que esperar la próxima campaña electoral para ver realizado este proyecto?

Villa Consuelo espera respuestas de nuestros funcionarios públicos, pero no en más promesas, sino convertidas en obras que dignifiquen la calidad de vida. ¡Basta de “amagar y no dar”!

Atentamente,
Rubén Brito

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