Cartas
Evasión fiscal

<p><strong>Cartas<br/></strong>Evasión fiscal</p>

Señor director:
“Tengan mucho cuidado que el dominicano lo acepta todo, menos que le saquen su dinero del bolsillo”, expresión del Generalísimo Trujillo en ocasión de la creación de un impuesto presentado, para su aprobación, por su equipo económico.

Los argumentos esgrimidos para lograr su aprobación fueron, que el presupuesto incluía obras y programas sociales prometidos por él para lo cual se precisaba de ingresos adicionales que serían provistos por esos impuestos.

Los de nuestra generación sabemos que los servicios a que, constitucionalmente, se obliga al Estado frente a los ciudadanos dominicanos, a saber, educación, salud y seguridad social, eran servidos de la mejor calidad. Hospitales y localidad escolar alojaban la población que los requerían, sin importar la condición económica. Así vemos que en Ciudad Nueva, en Gazcue, igual que en el Ensanche Luperón, Ensanche Ozama, María Auxiliadora, Villa Consuelo, Villa Francisca, entre otros barrios de la ciudad capital, contaban con escuelas y hospitales públicos. La maternidad y hospital de pediatría que existían en 1961, para una población menor a medió millón, son los mismos que tenemos hoy, con tres millones de habitantes. Lo propio sucede en la mayoría de las ciudades del interior.

En resumen, el Estado se ha desentendido de sus obligaciones en estos aspectos y vemos que en Naco, Paraíso, Piantini, como en otros sectores de clase media y alta no hay escuelas públicas ni hospitales, como si esta gente no pagara impuestos y por ende con derecho a recibir estos servicios, obligándolos a acudir al sector privado, que funciona sin control oficial.

Hemos visto cómo el dengue, la rubéola, el paludismo y otros males endémicos, eliminados en la “Era”, han reaparecido, como por arte de magia, todo debido a la irresponsabilidad oficial, que trabaja sin agenda y sin metas, pero con una voracidad fiscal que acogota la ciudadanía con la creación de cargas impositivas onerosas que disminuyen la calidad de vida de la ciudadanía.

La resistencia ciudadana a la creación de tantos impuestos, obedece a que no percibe que haya una retribución justa.

Si reconocemos que la evasión fiscal es uno de los mayores males que corroen el sistema, no hacemos nada con crear nuevas cargas con tasas leoninas que,  en definitiva, no dan los resultados perseguidos.

Somos de opinión que una revisión exhaustiva de todo el sistema impositivo con miras a eliminar y/o reducir sustancialmente las tasas aumentaría, significativamente el universo de contribuyentes y consecuentemente, los valores cobrados que es, en definitiva, el fin perseguido.

Con nuestros mejores deseos para usted y los suyos en Navidad, año nuevo y todo el tiempo, nos suscribimos, expresándole las gracias por la acogida que puedan merecerle nuestras inquietudes.

 Muy atentamente,

  F. A. Vásquez, hijo

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