El pedido-advertencia del presidente del Partido Reformista Social Cristiano sobre la injerencia de fuerzas extrañas en la convención de esa organización, constituye una señal inequívoca de que tanto el PLD como el PRD pudieran incidir en los resultados de ese proceso, señalado para efectuarse este domingo 10 de junio.

El Ing. Quique Antún, quien ha hecho ingentes esfuerzos para demostrar su imparcialidad, está muy conciente de que si eso ocurriere, el llamado partido del gallo colorao se abocaría a una nueva división, pues el certamen sería espurio e ilegítimo.

La institución política fundada por el Dr. Joaquín Balaguer, el gobernante que más años ha ejercido el poder después de la llegada de la democracia al país, a raíz del ajusticiamiento de Trujillo, tiene ante sí una prueba difícil, debido a la debilidad que exhibe a consecuencia de los desgarramientos internos a que ha sido sometido.

Luce que uno de los dos precandidatos que polarizan la contienda no está preparado para aceptar la derrota, y de ser así vendrían las traumáticas impugnaciones y se repetiría el fenómeno Peynado, que ha sido la causa de la atomización partidaria que allí se registra.

Lo ideal sería que los dos grandes partidos no intervengan en la convención reformista, pero los intereses políticos con miras a las elecciones presidenciales del próximo año pesan mucho, y es un secreto a voces los amarres que realizan Eduardo y Amable para salir victoriosos. La dirección reformista ha hecho todo lo posible para que esa convención sea transparente, pero hay situaciones que escapan a su control.

Aunque ha subido de tono en los últimos días, la campaña de los precandidatos ha sido decente y democrática. Luis Toral: todos coincidimos tiene el mejor discurso y el más conceptuoso. Eduardo Estrella: la mejor imagen. Amable Aristy Castro es un ganador, un político hábil y astuto, con mucha experiencia en el combate.

Ellos han dinamizado la maquinaria reformista. Debían ser inteligentes y preservar por encima de sus legítimas aspiraciones ese instrumento de lucha. Debían también hacer acopio del legado de Joaquín Balaguer, que cultivó como ningún otro líder la facultad de saber esperar.

El Partido Reformista Social Cristiano es una pieza clave de nuestro sistema democrático y por ende es saludable que salga airoso de este reto marcado por interrogantes que mueven a preocupación.

Los reformistas deben ir masivamente a votar por el fortalecimiento de su entidad, de la misma manera que lo hicieron los perredeístas y peledeístas en sus ejemplares convenciones. El bipartidismo no es malo de por sí, pero mientras mayores son las opciones o alternativas políticas, la sociedad dispondrá de una variada posibilidad de escogencia.

Realmente el futuro inmediato del PRSC está lleno de incógnitas. La falta de fe en sus principales miembros es evidente. El panorama sombrío que se advierte tiene que ser revertido con la celebración de una convención donde no haya vencedores ni vencidos, lo cual parecería una utopía. Ese sueño se hizo realidad en el PRD. ¿Lo será en el Partido Reformista?.

Atentamente,

Miguel Pineda López