Cartas
Las 13 colonias

<p><strong>Cartas<br/></strong>Las 13 colonias</p>

Señor director:
¡Saludos! Con la aquiescencia suya pretendo alcanzar la publicación de esta especial misiva.

Pues se trata de una carta que puede servir para que los alumnos de la educación secundaria conozcan cómo y de qué modo y manera «las trece colonias» o los trece Estados que en el Norte de este continente se separaron de Inglaterra o Gran Bretaña. Cosa que ocurrió el 4 de julio de 1776.

Se podría decir que a Dios rogando y con la mandarria dando o quizás por una extraña taumaturgia, las fronteras de las trece colonias se azogaron o se hicieron resbaladizas y empezaron a desarrollar un desplazamiento indetenible, un expansionismo incontenible y cuasi-eterno.

Y las trece colonias se multiplicaron por cuatro y se convirtieron en los ultra poderosos Estados Unidos. Ahora veamos con mucha atención cómo ocurrió la expansión y la evolución de los Estados Unidos.

Ciertamente que las trece colonias o los trece Estados originales fueron: Massachusetts, Rhode Island, Connecticut, Nueva Hampshire, Nueva York, Nueva Jersey, Pennsylvania, Delaware, Maryland, Virginia, Carolina del Norte, Carolina del Sur, sin olvidar a Georgia.

Como buenos geófagos estas gentes enseguida ampliaron sus dominios con una considerable faja de tierra ocupada en principios por Francia, que al perder una disputa bélica con Inglaterra, le cedió la citada faja, la cual por el Tratado de París de 1783 quedó en manos de los Estados Unidos. Estos en 1803 lograron más aumento territorial con los territorios de la Luisiana, de los cuales Francia se despojó.

El barco de la expansión iba viento en popa y a toda vela, no navegando sino volando. Así las cosas y gobernando Thomas Jefferson, este astuto mandatario compró la que llamaban «Isla de Nueva Orleáns». Vale decir la actual Nueva Orleáns y la parte occidental de la Florida. Mister Jefferson por lo adquirido pagó solamente dos millones de dólares. ¡Por Dios! De esos territorios salieron: Misouri, Nebraska, Iowa, Arkansas, Dakota del Sur, parte de Dakota del Norte, Misissippi y porciones de Oklahoma. ¡Ah! El 22 de febrero de 1819 España entregó la Florida, península que parecía un sable que quería cercenar la cabeza de una gran isla que tiene la configuración de «Un Cocodrilo».

Las fronteras movedizas siguieron hacia adelante y se tragaron las extensiones que dieron origen a Oregón, Washington (el Estado), Idaho, Wyoming, como también Montana.

Estas considerables extensiones se conocían en esos lejanos días, como «Territorio de Oregón».

Sobre ese territorio tuvieron pretensiones los españoles, los ingleses y hasta los rusos. Entonces los Estados Unidos llegaron a acuerdos y las dificultades fueron zanjadas o arregladas en 1846 mediante un acuerdo o tratado, con Inglaterra.

En «La Guerra Contra México» las tropas norteamericanas de Taylor y Scott llegaron hasta la capital mexicana. Y la noble nación azteca perdió la mitad de su territorio. Y los Estados Unidos pasaron a ser dueños de Texas, California, Arizona, Nuevo México, Utah, Nevada y Colorado.

La voracidad no se detenía jamás y en el 1867 Rusia vendió a Alaska por siete millones de dólares. Alaska resultó muy abundante en oro y en petróleo.

En 1898 después de España resultar derrotada en Cuba (Famosa Guerra Hispanoamericana), los Estados Unidos con su sacro lema de «In God We Trust», plantaron sus colosales plantas en Filipinas, Puerto Rico, Guam y Hawaii.

Además muy célebre y verídico resultó la frase de Teddy Roosevelt: «I Took Panamá». A nosotros, pobladores de «The Naboth Vineyard», los simpáticos sobrinos del caribeño «Uncle Sam» nos visitaron caritativamente en 1916 y en 1965.

Aquí estamos nosotros y ellos allá… todo quedó así: Dentro de los gajes, oficios y primores del Destino Manifiesto.
Atentamente,
J. Antonio Núñez F.

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