Cartas
Lucha política

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En un concurrido encuentro de comunicadores, el doctor Leonel Fernández Reyna, en su condición de candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana, lanzó ataques muy duros contra el ingeniero Miguel Vargas Maldonado, quien encabeza la nominación al más alto cargo de la nación por el Partido Revolucionario Dominicano.

Vargas Maldonado ripostó en iguales términos, señalando entre otras cosas que responderá golpe por golpe cualquier agresión en su contra, advertencia desplegada como la principal información del periódico Hoy del pasado lunes siete de enero del año que recién comienza.

La confrontación de ambos candidatos eleva el tono del discurso político con miras a las elecciones del próximo 16 de mayo, por lo que al parecer se vislumbra una contienda virulenta entre los dos grandes rivales del sistema electoral dominicano.

El doctor Leonel Fernández es un hueso duro de roer. Es un líder sagaz y astuto, que ha aprendido demasiado en el ejercicio del poder y que todavía conserva el atractivo necesario para concitar y encantar a una parte importante de la población criolla. Tiene en su retórica la magia para crear esperanzas y espejismos.

Pero también tiene conquistas que exhibir, especialmente la estabilización cambiaria y haberle devuelto la confianza al sector financiero nacional. Ningún otro gobernante en la historia ha dispuesto de tanto dinero para manejarlo a discreción y agenciarse simpatías. En esto último, ha superado con creces al doctor Joaquín Balaguer.

La vocación de poder de Fernández Reyna es iliminada, llegando a decir de manera solapada que la recuperación económica del país a consecuencia de la quiebra bancaria del 2003 tomará de 15 a 20 años. Su pragmatismo supera a los líderes del pasado y lógicamente del presente. En la práctica es un fiel seguidor de la tesis de que el fin justifica los medios y de que en política se hace lo que conviene, como tantas veces ha enarbolado su condiscípulo el doctor Euclides Gutiérrez, intelectual y político de grandes luces.

De ahí que desde Nueva York, el licenciado Hatuey Decamps se queja impotente de que Leonel está destruyendo a organizaciones opositoras y que tiene en reservas nuevas «conquistas» para su proyecto reeleccionista.

El ingeniero Vargas Maldonado, forzado por las circunstancias, se ha lanzado al ataque, endureciendo su discurso, capitalizando temas y situaciones como el desagüe de la presa de Tavera de Santiago, a sabiendas de que en la región del Cibao está su principal posibilidad de ganar los comicios presidenciales de este año; el caso de la Sun Land y el problema de los impuestos.

En la coyuntura actual Leonel es tan difícil de vencer como al doctor Balaguer en sus mejores tiempos. La afirmación pudiera ser exagerada, pero objetivamente no lo es. Aparte de sus condiciones intelectuales y políticas, el candidato peledeísta es un hombre dichoso. Petrocaribe es un elocuente ejemplo.

El ingeniero Miguel Vargas está tirado a la calle, rompiendo su equivocado estilo de política de gabinete. ¡La suerte está echada!

Atentamente,

Miguel Pineda López

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