Cartas
Pondera el Senado

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Señor director:
En las pasadas elecciones congresuales y municipales, el partido de Gobierno elevó la consigna de que necesitaba tener un Congreso para el progreso. En esa frase, corta y clara, buscaba llevar un mensaje eficaz: que no podía ejecutar una política efectiva por constituir una minoría en la Cámara de Diputados y el Senado de la República.

El pueblo, más sabido que sus propios dirigentes, entendió como válido el argumento y otorgó la mayoría en ambos estamentos al Partido de la Liberación Dominicana.

De cara al devenir, un gran reto asume esa organización, que solicitó con vehemencia tal poder y que el gobierno acaba de asignarle. Se inicia ya la polémica, de si el progreso prometido lo constituye tener mayoría para aplicar la aplanadora y aprobar impuestos en una reforma fiscal, que afectará a los sectores más necesitados de la sociedad, o si se usará para aprobar todas las leyes que servirán de soporte al Dr-Cafta para que el país inicie la aplicabilidad del Tratado de Libre Comercio. La Polémica, sin ninguna duda, ocupará los espacios más importantes del escenario nacional en los meses siguientes.

Sin embargo, el Senado de la República recién envía un mensaje positivo y alentador a toda la sociedad en la línea del anhelado fortalecimiento institucional. A propósito de la elección de los miembros de la Junta Central Electoral los partidos políticos en su acostumbrado accionar de repartirse el pastel en desmedro del respeto a la institucionalidad y a la separación de los poderes, intentaron de nuevo jugar y bailar la música acostumbrada al ritmo de la conveniencia, y ahí surgió un destello de luz en una postura que enaltece al Senado, y a su incumbente el doctor Reynaldo Pared Pérez, frenando un posible acuerdo que violentaría la dignidad del Senado y del pueblo dominicano.

Si sumamos a esta decisión del Senado el haber apoyado la eliminación de las irritantes ONG para los legisladores, y la diafanidad con la cual hasta ahora se dirige el proceso para elegir a los miembros de la Junta Central Electoral, debemos convenir que se inicia una nueva etapa que apunta hacia la conformación de un Congreso que sirva de soporte para el progreso.

Este Senado tendrá pruebas de fuego que deberá superar con buena calificación para cumplir la promesa de ser un vehículo que aporte a la consolidación de nuestro sistema democrático, a la vez que promueva espacios de diálogo y consultas, que incidan en la transformación de la actual situación de crisis y anarquía, y que nos conduzca a elevar el nivel de optimismo ante las actitudes y comportamientos de desesperanza que rige a la población dominicana.

Atentamente,

Fausto Mota García

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