Después de saludarle, quiero externar mi preocupación por el derrotero que estamos tomando como nación, pues si bien podríamos considerar que la delincuencia, la drogadicción y otros conexos son males de la modernidad, hay situaciones que ponen a pensar.

No acababa de salir de mi asombro por haberme enterado de un hecho reprobable cuando experimenté en carne propia una situación preocupante. Me explico: Lo que me había dejado perplejo es que en el club de más abolengo de la ciudad, en el cual, dentro de la Copa de Golf Presidente un jugador agredió a otro al discutir reglas del juego, que sea dicho de paso, se supone que es un deporte de caballeros. Pues bien, según he sabido, esa agresión con un palo de golf dejó en muy mal estado de salud al agredido.

Por otra parte, el  29 de noviembre acudí a la puesta en circulación de un libro de una destacada profesional dominicana en una de las universidades de prestigio de la ciudad. Me acerqué para lograr que la autora me lo dedicara, pero siempre había quienes se colaban, retrasando que mi turno llegara. Comenté en voz alta que ahora «entendía» porqué en tal club estuvieran a punto de matar a alguien. Una señora que entendió mi queja dijo: «Y usted espera que en una mesa se haga fila?

Imagínese usted señor Director, si en un club de la alta sociedad casi matan a alguien jugando golf y en una universidad de prestigio, en donde un grupo de personas que me supongo de un alto nivel educativo, interesadas en la ciencia y en la cultura, no son capaces de respetar cierto orden ¿qué podemos esperar?

Una parte importante de nuestra juventud se está preparando para emigrar, de todos los sectores sociales, pues el país no les ofrece esperanzas. Tenemos que recapacitar, pues uno ha de suponer que las clases sociales mejores capacitadas son las que están llamadas a trazar pautas, pero estos ejemplos citados hablan muy mal de donde estamos y hacia dónde nos dirigimos.

Agradeciendo su atención, queda de usted.

Muy atentamente,

Leonardo Díaz Jáquez